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Cuando Santiago Peña aún no era presidente de la República y lanzaba videos de sus propuestas, en uno de los materiales hablaba sobre “Chau, chespi”, un programa interinstitucional a ser impulsado durante su gobierno con la intención de reducir la cantidad de adictos en las calles.
“En mi gobierno vamos a decir: ‘Chau, chespi’ y vamos a devolverle la seguridad a las calles y a las plazas. Reducir el chespi en las calles va a ser mi obsesión, porque con más seguridad también vamos a estar mejor”, prometía.
“Un fuerte trabajo de prevención en las escuelas”, “abriendo centros de rehabilitación”, “dando capacitación y oportunidades a los jóvenes que se recuperan” y, finalmente, “cayéndole con todo el peso de la ley a cada boca de venta de esta droga tan dañina”, era lo que aseguraba Peña que se iba a hacer con ‘Chau, chespi’, aunque la realidad es otra.
Hasta ahora, las informaciones proveídas por el ministro del Interior, Enrique Riera, referentes al programa y la problemática que afecta a prácticamente todo el país no son trascendentales y, como las palabras del Presidente, aparentemente también van quedándose por el camino.
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“Chau, Chespi”: ¿qué se sabe?
Cronológicamente, entre las informaciones oficiales que había dado el ministro del Interior, el 29 de agosto comunicó que ‘Chau, chespi’ se ponía en marcha en cooperación con el Ministerio de Salud Pública para la atención primaria en las Unidades de Salud de la Familia (USF) y también detalló que se disponía de G. 2.000 millones para el programa.
Durante septiembre, había anunciado que usarían datos del Sistema de Información Policial (SIP) para tener un “registro” de los adictos e incluso aseguró que varias instituciones tendrían a mano una planilla con estas informaciones.
Y las últimas informaciones sobre esta campaña se concentraron el 19 de octubre, cuando el presidente de la ANDE, Félix Sosa, había anunciado que el proyecto de iluminación de 5.000 espacios públicos considerados de “riesgo” presentaba un avance del 66% y, por su parte, Riera había señalado que la falta de iluminación de plazas era lo que permitía la presencia de los adictos a las drogas o “chespis”.
Pese a los anuncios, y a ser una promesa o una “obsesión” del Gobierno, hasta ahora no se comunican resultados concretos y, al mismo tiempo, la ciudadanía cuestiona principalmente en redes sociales: “¿Qué pasó con Chau, chespi?” en las informaciones que publican día a día, que revelan la inseguridad reinante, o también compartiendo denuncias de hechos de los que son víctimas.
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