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El presidente del comité de pescadores del asentamiento Puerto Carrizal, del distrito de San Cosme y Damián, Fermín Duarte, afirmó que los pobladores afectados por la crecida del río Paraná necesitan una solución definitiva a la problemática que es constante en la zona y que se agravó con las condiciones del clima.
Un total de 156 viviendas quedaron bajo las aguas del río, desde el lunes de esta semana. Los lugareños refieren que recibieron asistencia al día siguiente, por parte de la municipalidad de San Cosme, la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) y la Gobernación de Itapúa. Del total, 25 familias quedaron bajo carpas por no tener donde ir y que solo se quedaron con lo puesto. No obstante, el inicio de la veda agrava la situación de los lugareños, que en su mayoría se dedican solo a la pesca y que quedaron sin su fuente de trabajo principal y también sin sus pertenencias que se perdieron bajo las aguas.
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Duarte exige que las autoridades de la EBY puedan dialogar con los ribereños para llegar a una solución definitiva pero sin apartarlos del río, que es su fuente de subsistencia.
Perdieron todo en una hora
Nancy Colmán, pobladora y pescadora de la zona relató que el lunes a las 22:00 se inició la abrupta subida del río, por lo que tras la alerta a los pobladores llevaron a todos los niños hasta la zona más alta, a unos dos kilómetros de la costa. Al intentar volver por sus pertenencias, encontraron todo el sitio inundado.
Los residentes se organizaron durante la madrugada para intentar rescatar todo lo que podían. Principalmente, las gallinas domésticas fueron arrastradas por la correntada. Los animales domésticos más dóciles pudieron ser rescatados durante estos días.
El agua subió hasta su punto más elevado en solo una hora, afirmó Colmán. Agradeció no tener que lamentar alguna desgracia humana.
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El equipo médico de la EBY que asistió a los evacuados sostuvo que detectaron varios cuadros respiratorios y un caso gastrointestinal, afortunadamente ninguno con complicaciones.
Se quedaron con lo puesto
Viviana Cardozo Duarte, otra pobladora afectada refirió que ella y su familia se quedaron solo con lo puesto. Lo grave de la situación es que las pérdidas materiales son cuantiosas y, según aparenta, el río no bajará por lo menos hasta la próxima semana.
Cardozo expresó que esperan que el gobernador de Itapúa, Javier Pereira (Concertación), cumpla con la promesa que gestionaría la entrega de chapas para que puedan asentarse provisoriamente en el sitio. Temen que próximos temporales hagan volar las carpas donde se están quedando.
También afirmó que necesitarán la asistencia de las autoridades, puesto que está en vigencia la veda pesquera, lo que les deja sin posibilidad de generar ingresos para recuperarse de las pérdidas.
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Fermín Duarte, indignado dijo “ohuga péicha ñanderehe” (juegan con nosotros), porque la Binacional abrió las compuertas inundando la zona, sin previo aviso a los afectados. La crecida los agarró de sorpresa y no pudieron prevenir la desastrosa situación en que se encuentran.
Lamentan politización de fuentes de trabajo
Remigio Vega, miembro de la comisión de vecinos y pescadores, lamentó que 46 personas de la comunidad que tenían contrato para realizar trabajos en el marco de las obras del brazo Aña Cua fueron removidas hace meses, aparentemente cambiadas por cupos políticos.
Vega explicó que es penoso que se utilicen estas fuentes de trabajo para politizar la asistencia, porque ellos se consideran “trabajadores, no hurreros”, lo que les cierra oportunidades de acceder a otras fuentes de ingresos, que les asegurarían una estabilidad ante este tipo de crisis, sostuvo.