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La menor, cuya identidad se mantiene en reserva para proteger su privacidad, llegó al hospital en una ambulancia de Salud Indígena luego de mucha insistencia, según indicó la licenciada Elsa Barrios, coordinadora regional de Salud Indígena.
Sus familiares se opusieron a que la adolescente sea llevada al hospital y, aparentemente, querían que dé a luz en su comunidad. Creemos que sus familiares temían que se abra algún proceso porque el embarazo fue resultado de un abuso sexual, dijo.
Tras concretarse el traslado, el equipo médico del Hospital Regional de Pedro Juan Caballero brindó atención inmediata a la menor y a su bebé. El recién nacido fue evaluado minuciosamente y se informó que se encuentra en buen estado de salud. La madre también se encuentra estable y bajo supervisión médica para garantizar su recuperación física y emocional.
La Fiscalía está investigando el abuso sexual que llevó a este embarazo y se espera que el responsable sea llevado ante la Justicia.
Este lamentable incidente ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de abordar con urgencia la problemática de la violencia de género y los abusos sexuales en la comunidad indígena, así como la importancia de proteger los derechos de los menores en situaciones vulnerables.
Si bien en algunas comunidades nativas se considera que las menores pueden procrear y es costumbre que tengan relaciones estables, la legislación vigente considera que toda menor embarazada fue víctima de abuso, ya que las mismas no están en condiciones de consentir ninguna relación.
La comunidad espera que se brinde apoyo psicológico y social tanto a la menor como a su familia, con el objetivo de ayudarles a superar esta difícil situación y garantizar un entorno seguro y saludable para el bebé.