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La semana pasada, el cruel feminicidio de Katia Brítez conmocionó a la población. Esta mañana, Norma Estela Miñarro (43) fue asesinada por su expareja en pleno microcentro de Ciudad del Este. Ante estos últimos hechos, la Red Feminista de Salud Mental en Paraguay realizó un comunicado hablando del perfil de los agresores.
“La violencia de género tiene su base en el abuso y la vulneración de los Derechos Humanos de las mujeres por causa de relaciones desiguales, mantenidas por el sistema social patriarcal que establece desigualdades entre hombres y mujeres. Va mucho más allá de la conducta individual. La violencia es esencialmente abuso de poder”, inician.
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Así también, señalan que existen varios “mitos” en cuanto al perfil del agresor, como que padecen trastornos mentales, abusan de drogas o alcohol, viven situaciones de pobreza o están alejados de la religión.
“Si los agresores fueran enfermos mentales, esto no explicaría por qué lo son exclusivamente con su pareja y/o hijos. Además, contribuye a disminuir la responsabilidad del agresor”, consideran.
La Red además resalta que el abuso de las sustancias tampoco explica una agresión, ya que muchos agreden estando sobrios y otros consumen pero no maltratan. “Puede ser un factor desencadenante, en todo caso, pero nunca la causa”, enfatizan.
La violencia no distingue diferencias sociales
Por otra parte, las expertas de la salud mental hablan de la creencia de que la violencia de género ocurre solo en contexto y familias en pobrecidas. “Es falsa (esa idea), ya que ocurre en todas las clases sociales, económicas, académicas, y esto está demostrado estadísticamente”, afirman.
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En el mismo comunicado, agrega que la creencia religiosa no impide que un hombre matrate sino que “refuerza el papel sumiso” de la mujer. “Muchas mujeres han permanecido en relaciones violentas a causa de la creencia de que el matrimonio es ‘hasta que la muerte les separe’”, declaran.
Así también, dicen que pueden interpretar la violencia de género como consecuencia del miedo de algunos hombres a la autonomía de las mujeres, puesto que “temen perder el poder y los privilegios que históricamente les ha concedido el patriarcado”.
La violencia no es un problema individual
Las expertas insisten en que la violencia de género no es un problema individual ni privado, sino que es un tema de Estado, una pandemia que se lleva la vida de compatriotas cada semana.
“El Estado es responsable de la violencia de género, ¿cómo se sostiene la incoherencia de ser un país declarado provida frente a tanto feminicidio? ¿Cómos se sostiene la incoherencia de ser un país declarado profamilia, frente a tantas niñas, niños y adolescentes que quedan huérfanos y a tantas familias que pierden a un ser querido a causa de la violencia de género?”, cuestionan.
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Agregan que en la mayoría de los casos, los agresores son parejas o exparejas que amenazan, hostigan y matan en el momento en que la mujer “que creen que le pertenece”, decide separarse y lo denuncia.
“Como trabajadoras de la salud mental, quienes defendemos la importancia de espacios y servicios de atención accesible a todas las personas y con una mirada de diversidad, repudiamos estas relaciones peligrosas y simplistas. La violencia de género, que en su grado más alto termina en feminicidio, es una cuestión de políticas públicas, relacionadas a la educación y a la justicia”, enfatizan.
Urgen derogación de prohibición de libros sobre perspectiva de género
“Un país que prohíbe en las escuelas y colegios hablar de género, ¿cómo puede reducir la violencia de género?”, plantean. Agregan que en el país, desde el 2017 se prohíben textos científicos que hablan de perspectivas de género en las instituciones educativas.
“Es esperable que la cifra de feminicidio aumente progresivamente”, lamentan. Finalmente, urgen la derogación de la resolución N° 29.664/17, que prohíbe dichos materiales en escuelas públicas.