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Monseñor Ricardo Valenzuela inició su homilía hablando sobre la violencia que aqueja a las personas hoy en día. Manifestó que, lamentablemente, muchas veces vemos que los tiempos de paz se escapan de nuestras manos “porque todos quieren implementar la justicia por mano propia”.
Asimismo, dijo que los tiempos difíciles son providenciales para hacer crecer en nosotros nuestro esfuerzo de búsqueda para creer en nuestro Señor. “Hoy en día nos encontramos con la violencia en cada esquina y hasta en la propia casa. ¿Qué nos lleva eso?”, se preguntó el prelado.
“Cada vez la gente se encuentra con más armas para defenderse y por eso hasta terminan matándose en las familias. Tenemos que tener un encuentro con Dios para tratar de erradicar lo más pronto posible esta situación. No nos dejemos llevar por la ira. Cuando hay problemas hay que refugiarse en Dios”, expresó monseñor.
El obispo también exhortó a que sigamos lo que una vez dijo el papa Francisco: “Seamos pequeñas luces en el corazón de la gente, seamos pequeñas lámparas del evangelio que lleven un poco de amor y esperanza a los demás. Esta es la misión del cristiano que debemos cumplir”, resaltó.
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Alejarse de las cosas mundanas
Monseñor Valenzuela hizo énfasis en la importancia de alejarnos de las cosas mundanas para cumplir un camino hacia lo alto, para allí en lo alto poder contemplar a Jesús. Señaló que todos debemos tener en cuenta que lo material es pasajero y eso solo nos lleva a sentirnos más vacíos. “Se trata de ponernos a la escucha atenta y obrante de Cristo, el hijo amado del Padre”, expresó.
Mencionó que el Señor nos trae un mensaje de esperanza y nos invita a encontrar a Jesús con fuerza para estar al servicio de los hermanos. Resaltó además que en este mundo actual hay que fortalecer la espiritualidad y dejar de lado los celulares, la televisión y cualquier cosa que pueda alejarnos de Cristo.
“Hay que redescubrir el silencio que hemos perdido, porque solo en la meditación del evangelio llegaremos a una meta llena de esplendor y de alegría”, puntualizó monseñor Ricardo Valenzuela.
En la jornada dominical se pudo observar una importante concurrencia de feligreses que acudieron para ser bendecidos con sus familias desde diferentes ciudades como: Luque, Nueva Italia, Itauguá, San Lorenzo, Curuguaty y Fernando de la Mora. La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del coro permanente de la Basílica de Caacupé.