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El doctor Julio Correa, único hijo del dramaturgo Julio Correa, abrió gentilmente las puertas de la Casona ubicada sobre la calle Comuneros casi Julio Correa del barrio Julio Correa de la ciudad de Luque. Allí nació y vivió su infancia, adolescencia y juventud; anteriormente le perteneció a su padre y a su madre Georgina Martínez. La Casona fue construida a finales del siglo XIX.
El sitio, declarado patrimonio histórico cultural, está siendo carcomido por termitas; los cimientos, muros, gradas, pisos y paredes tienen grietas, mientras que el techo presenta de goteras. No cuenta con circuito cerrado de vigilancia y ya fue violentado y robado en varias ocasiones. Los delincuentes se llevaron el amplificador, bafles, cables, micrófonos y otros, que eran usados en las obras teatrales y otras actividades que se realizaban en el lugar.
Julio Correa (72) tiene tres hijos: Alcibiades (26), Víctor de Jesús (25) y Lucas Isaías (22). Está casado con Rosa Riquelme. Es dermatólogo de profesión, especializado en Brasil y tras su retorno ejerció la profesión en Paraguay. Con la llegada de la pandemia, en 2020, dejó la atención en hospitales y se dedica a las consultas en su consultorio privado, que funciona en su domicilio. Dijo que su especialidad fue atender a pacientes con lepra.
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Julio Correa explicó que tras la venta de la propiedad, el proyecto inicial de la Gobernación era la construcción de un salón de teatro en el predio, conservando la Casona para museo y para destinar el sitio como un turístico.
Presupuesto no se refleja en la Casona ni en otras instituciones
“En el 2005, la Gobernación de Central administrada en ese entonces por Federico Franco (PLRA) compró la Casona por un precio hospitalario, por G. 480 millones, de los cuales faltó honrar una deuda de G. 40 millones. Lo vendí porque no iba a poder sostener el lugar porque necesita una buena inversión. La Gobernación debió ser el elemento de protección y cuidado de la Casona hasta convertirlo en un centro de convergencia cultural para la comunidad de Luque y proyectarse a todo el país”, dijo Julio Correa hijo.
A partir de la adquisición, la denominación del lugar pasó a ser Centro Cultural Departamental Casona Julio Correa, y la Gobernación destina un presupuesto anual para su cuidado y mantenimiento, pero la plata no es invertida en el sitio.
Este Centro se suma a otro similar ubicado en Fernando de la Mora y a los 16 Centros Educativos Departamental Municipal (Cedem) y el prepuesto para todos es de aproximadamente G. 4.000 millones. La ejecución de este rubro siempre fue cuestionada en las diferentes administraciones.
En 2006, la institución departamental construyó en el predio, sin demoler la Casona, un salón para el futuro teatro. El plan era habilitar en la planta baja un teatro con sonido e iluminación ambiente, asientos fijos, pisos alfombrados. En la planta alta, se pretendía construir aulas para impartir la educación artística, pero la obra no fue terminada.
Que no se convierta en una seccional
“Tengo miedo que con el tiempo este lugar se convierta en una seccional donde hagan reuniones partidarias. Una mañana escuché voces en el lugar y me fui a verificar y encontré que varias personas con pañuelos colorados en el cuello estaban reunidas en el lugar. Esa situación no corresponde. En varias ocasiones los funcionarios de la Gobernación a cargo de la Casona alquilaron clandestinamente el salón”, señaló Correa.
En el 2011 una parte de la Casona fue refaccionada, pero aún sigue latente el peligro de colapso. Desde entonces, ninguna administración se preocupó en proteger el patrimonio histórico.
Piezas del museo son de la familia
En la Casona Julio Correa, la familia decidió exhibir las pertenencias personales del dramaturgo, que se convirtieron en piezas invaluables en un improvisado museo. Los objetos, hasta hoy, siguen perteneciendo a la familia del genio de la cultura paraguaya y no serán vendidas, afirmó Julio Correa (H).
Julio Correa (H) indicó que lo ideal era que la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) y la Gobernación de Central protejan estos objetos que se constituyen en patrimonios históricos. Debieron realizar todos los trámites correspondientes y de forma trasparente hasta convertirlos en un legado patrimonial, histórico cultural, ya que pertenecieron a un ícono de nuestra historia, el dramaturgo Julio Correa. Pero debido a la politización y mala administración del lugar –dijo– todo lo que un día fue de su padre quedará como legado de la familia y bajo la protección de la misma.
Desde zapatos hasta su querido perro embalsamado
Zapatos, un viejo y herrumbrado rifle, balas, potes de maquillajes, bastón, un enorme papel tapiz y pelucas, que Julio Correa utilizaba en sus obras teatrales, además de sus manuscritos originales, entre otras reliquias, se encuentran en una frágil y vulnerable vitrina.
En el lugar también se muestran sus pertenencias personales, como sillas, cántaros, mesas, una hamaca, una pipa, una mecedora, un baúl en el que transportaba su utilería para el teatro, entre otros.
Una de las piezas más llamativas en el museo es “Pincho”, el perro embalsamado que era mascota del poeta Julio Correa. El canino falleció tres años después (en 1956) de que muriera el dramaturgo y su madre decidió eternizarlo en su memoria.
También se resguarda la imagen de la Virgen de Caacupé, que pertenecía a la familia y la cual es venerada hasta hoy, todas las mañanas por don Julio, cuando el mismo va a apagar las luces y verificar que no falte nada.
Mensaje para el nuevo gobernador de Central
Don Julio decidió enviar un mensaje al nuevo gobernador electo, Ricardo Estigarribia (PLRA), del departamento de Central.
“No sabemos cómo luego de esta debacle de la oposición se va a manejar todo esto. Por esta razón, las pertenencias que eran de mi padre seguirán siendo propiedad de la familia, pero seguirán exhibidas en la Casona y necesitan más protección. Puede ocurrir cualquier barbaridad si no se cuida este lugar.
Una de las cosas que me gustaría que se haga en el lugar es la escuela de teatro para rescatar obras de autores nacionales. También una escuela de artes para explotar muchos talentos locales.
Espero que este nuevo gobernador tenga el perfil ideal y marque la diferencia en comparación a los anteriores. Espero que realmente se interese y le dé el valor que requiere. La Casona tiene que ser un destino turística, tiene que estar en la ruta. Se necesita de gente capacitada en este lugar, que conozca la historia. Se debe formar a los encargados, deben manejar idiomas para los extranjeros que vienen en el lugar”, afirmó.
Anteriormente en la Casona se dictaban clases de canto y guitarra, pero la administración del exgobernador Hugo Javier González (ANR cartista) cerró la escuela popular de artes. Más de 200 alumnos quedaron sin clases, mientras los profesores y el administrador del lugar fueron despedidos sin liquidación salarial.