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Hoy varias instituciones recuerdan y felicitan a los adultos mayores por su día, pero las organizaciones recuerdan que son uno de los grupos más vulnerables e ignorados. La docente jubilada Ida Díaz Correa (94), relató que lleva décadas luchando por los derechos de los adultos mayores, ahora en Acción por los Derechos de Adultos Mayores (Adam).
Ante la consulta de qué es lo que necesitan los ancianos en Paraguay, respondió que se necesita educación para que las familias valoren y acompañen a sus abuelos. “Antes los indígenas tenían sus Consejos de Ancianos, no movían una flecha sin hablar con ellos, ahora tiran a la calle a sus abuelos”, lamentó.
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Agregó que a lo largo de su lucha ha escuchado testimonios desgarradores de ancianos abandonados por sus hijos, que no tienen techo ni comida. Contó que trabajan para conseguirles pensiones alimentarias pero son conscientes de que lo que otorga el estado es insuficiente. “¿Qué hacés hoy con G. 600.000? Nada”, reclamó.
El anciano debe permanecer con su familia
Sobre todo, destacó que todo depende de los hijos y nietos, quienes deberían preocuparse por proteger a su abuelos en esta etapa tan vulnerable de su vida. Contó que cuando visita los hogares de ancianos lo único que hacen los huéspedes es llorar. “Lo único que quieren es una visita de sus hijos”, afirmó Ida.
“Lo ideal es que al anciano no lo saquen de su entorno familiar, que es cuanto más necesita a su familia”, enfatizó. En ese contexto, dijo que eso no solo beneficia a los abuelos sino también a los nietos, porque mientras los padres trabajan alguien de confianza debe cuidar y criar a los pequeños de la casa.
“Nadie ayuda a los ancianos”
La defensora contó que por décadas ha tocado numerosas puertas y tiene contadas con una mano la cantidad de autoridades que la han recibido y apoyado en esta lucha. “No nos dan bolilla”, lamentó y denunció que recientemente la Municipalidad de Asunción cerró una oficina que tenían en una plaza dentro del barrio Las Mercedes, donde atendían a los ancianos que pasaban malos momentos.
Contó que acompañaban a la gente a gestionar sus pensiones, sus jubilaciones y a resolver sus crisis familiares para tener un hogar. Actualmente, no tienen una oficina, pese a los reiterados pedidos a la municipalidad y a miembros del Congreso.
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“Hay muchas personas que hasta ahora nos llaman, que siguen gestionando sus pensiones desde hace años”, cuestionó sobre la burocracia. Finalmente, entre lágrimas, Ida reiteró con tristeza que “lo peor que existe es envejecer en Paraguay”.