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Un espectáculo para la vista, pero al mismo tiempo dantesco, es lo que se puede ver en la costa de la bahía de Asunción. Miles y hasta millones de peces desesperados son la atracción -o la curiosidad- de la gente que llega al lugar.
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Peces de todas de las especies, incluso de grandes tamaños, nadan y ganan la costa como queriendo salir, y al ver la presencia de la gente raudamente van hacia el interior, pero al rato vienen nuevamente para quizás buscar más oxígeno o algún elemento que necesitan.
Los alevines son los más desesperados, mientras que los de mayor tamaño, en la desesperación, mueren en la costa. Pudimos apreciar especies de 20, 30 y hasta 60 centímetros como un “pira yagua” muerto en la costa. En la misma situación estaban los tare’ýi, pirañitas y dorados, estos últimos de 30 a 40 centímetros.
Peces causan curiosidad
La presencia de los cardúmenes, así como de los peces muertos, despierta la curiosidad de la gente, especialmente de los niños, que quizás nunca se habrán imaginado ver tanta cantidad de peces en el agua.
También estaban varias personas que pescaban las especies más grandes con una suerte de lanza hecha de varilla de hierro. “O salvaite kóa la karu”, dijo uno de ellos, mientras procedía a la limpieza de las especies que capturó.
Otro dijo que iba a cocinar a la parrilla las especies más grandes, mientras mostraba dos dorados de aproximadamente 40 centímetros.
La pregunta que surge es: ¿sirven para el consumo estos peces? Pero al parecer no les preocupa esa situación porque creen que al estar cocinados ya no generan ese riesgo.
La mortandad de peces suele darse cuando hay una repentina crecida del agua, que al ganar las zonas bajas pudren todo lo orgánico y al haber gran cantidad de productos en descomposición resta oxígeno a los cauces.
El panorama que se vio hoy en la bahía muestra también la riqueza íctica de los recursos hídricos de Paraguay. Se puede hablar de millones y millones de peces desde la costa de la bahía.
Hoy, una cuadrilla de la municipalidad se abocaba a juntar los camalotes que llegan a la costa pero no recogía los peces muertos, entre los que también había gran cantidad de rayas, muchas muertas y otras desesperadas mostraban aún signos de vida.
El Mades debería iniciar el análisis del agua para saber las causas de la mortandad y de la desesperación de peces en la costa.