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Los alumnos de la Escuela Básica N° 4.095 Curuzú Francisco del barrio San Blas de Villarrica se niegan a volver a utilizar este año las precarias carpas que habían sido proveídos por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) hace dos años para tratar de paliar la falta de aulas debido a que un pabellón con cinco salones se encuentra clausurado por peligro de derrumbe. Las aulas carpas son muy calientes, no tienen aire, no cuentan con iluminación y los ventiladores no abastecen para generar un ambiente fresco, explicaron.
La Municipalidad de Villarrica debía reaccionarlas, pero tras un error en el llamado a licitación no se pudo concretar y hasta la fecha no se ha realizado un nuevo llamado a licitación pública.
Ante la negativa de los estudiantes de volver a dar clases bajo carpas, los directivos no tuvieron otra alternativa que sacrificar la cocina - comedor, que dividieron en tres partes. Es decir, en la reducida pieza donde funcionaba la cocina están ubicados los alumnos del noveno grado, mientras que el séptimo y el octavo están juntos en el comedor.
“Los chicos se rehusaron a volver a dar clases bajo las carpas. “Noroikevéima peême la carpa guýpe” nos dicen; entonces tuvimos que rebuscarles algún lugar y dividimos el comedor para que pudieran seguir con sus estudios. Tuvimos que aplicar una especie de plurigrado, pero divididos por una mampara de madera, todo lo que teníamos en la cocina tuvo que ser movido a una sala del pabellón clausurado”, lamentó la directora, licenciada Toribia Rosales.
Asimismo, contó que la Municipalidad, administrada por Magín Benítez (PLRA), se comprometió a que las obras empezarían a inicios de abril próximo. En caso contrario cerrarían la institución, dijo la docente.
“En la reunión de padres, tanto ellos como nosotros resolvimos dar tiempo hasta la primera semana de abril para que se inicie la obra. Si no arranca en ese plazo estaríamos cerrando la institución como medida de fuerza”, anunció la directora.
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Dificultoso desarrollo de clases
Ante la falta de infraestructura adecuada en la escuela, los niños del séptimo y octavo grados utilizan el comedor donde están divididos por improvisadas mamparas y el reducido espacio dificulta el desarrollo de las clases al momento en que los docentes deben explicar sus asignaturas.
“El trabajo del docente se hace muy difícil por la situación de la sala compartida; los jóvenes son inquietos y bulliciosos, tratamos de mantener la calma y explicar la clase, para eso tenemos que turnarnos con el otro docente para que no se junte el ruido. Esperamos que esta situación se resuelva lo más pronto posible, por el bien de los alumnos y su aprendizaje; trabajar de esta manera es totalmente antipedagógico”, lamentó la docente Silvia Roa.
Cinco aulas clausuradas hace más un lustro
La Escuela Curuzú Francisco tiene cinco aulas clausuradas por peligro de derrumbe hace más de cinco años y desde hace dos años utilizaban las precarias carpas para tratar de paliar la falta de infraestructura. La Municipalidad de Villarrica en agosto del año pasado había hecho un llamado a licitación pública para la refacción total de los mismos por un valor cerca de los G. 250.000.000, pero fue cancelada debido a que el proyecto contemplaba una nueva construcción, pero el MEC había concedido el permiso solo para la refacción.
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Aún no hay nuevo llamado
La Unidad Operativa de Contrataciones (UOC) de la Municipalidad de Villarrica había anunciado la realización de un nuevo llamado a licitación para llevar a cabo la obra, pero al menos en el portal web de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP) no fue publicada convocatoria alguna hasta hoy.
Intentamos hablar al respecto con el encargado de la UOC municipal, Luis Vallejos, pero no respondió nuestras llamadas telefónicas.