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Según nuestra fuente, cada estudiante debió pagar la suma de G. 100.000 en el momento de la inscripción, y para el resto del año, tienen fijada una cuota de G. 15.000 mensuales para el pago de la limpiadora y de la celadora de sanitarios. Por cada niño se debe pagar la suma de 15.000 guaraníes, si son dos escolares de una misma familia pagan 30.000, y si son tres se hace un descuento y pagan G. 10.000 cada uno, indicó.
Como si esto no fuera poco, también tuvieron que pagar una suma de G. 20.000 por una inspección médica obligatoria. Esto ya es abusar del bolsillo de la gente trabajadora que envía a sus hijos a una escuela pública precisamente porque no le sobran recursos. “Apenas solventamos la compra de uniformes, útiles escolares, y durante las primeras semanas de clases tuvimos que pagar por la comida porque todavía no tenían almuerzo escolar. Nos obligan a pagar por servicios que el Estado está obligado a brindar”, se quejó el denunciante.
En el caso de la inspección médica, por ejemplo, dado que se trata de una escuela pública, por qué no se gestionó para que un personal médico de alguna institución del Estado, sea el Hospital Regional de Encarnación (HRE), o el Hospital Pediátrico Municipal (HPM), venga a realizar esa inspección en forma gratuita, para liberar a los padres de tantos gastos, cuestionó.
Así como están las cosas, enviar a los hijos a una escuela pública sale casi como una escuela privada. “Quienes vamos a una institución educativa estatal es porque no podemos pagar una escuela privada, y el Estado se debe hacer cargo de poner las condiciones para que los niños reciban educación, y de calidad. Esa es una responsabilidad del Estado”, señaló.
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Aportes fueron acordados por los padres
La directora de la institución educativa, Laura Molinas, rechazó que en la escuela se haya cobrado suma alguna por inscripción. Sí se acordó, a través de una asociación de cooperadora escolar integrada por los padres de alumnos, un aporte único de G. 60.000 para tareas de reparación de baños, sistema eléctrico, pintura, entre otras, para poner en condiciones el local para el inicio del año escolar. “Este aporte fue voluntario, los mismos padres colaboraron en la reparación de las instalaciones eléctricas, el arreglo de baños. No fue una condición para la inscripción de los alumnos, a nadie se rechazó porque no tenían para ese aporte”, sostuvo.
Añadió que también la misma comisión de padres acordó un aporte mensual para el salario de una limpiadora y una celadora que debe mantener la vigilancia en el sector de baños, atendiendo a que la escuela no dispone de rubros para esos servicios.
Molinas criticó el hecho de que algunos padres no manifiestan estas inquietudes durante las reuniones, que son el espacio para el efecto, y se quejan fuera de la institución desde el anonimato. “Es un problema muy propio nuestro, es una cuestión cultural, no manifestamos nuestras inquietudes en las reuniones para que sean debatidas y analizadas, y luego nos quejamos afuera”, señaló. La directora invitó a los padres de alumnos a que hagan llegar sus inquietudes a la institución, y a la comisión cooperadora escolar.
La escuela número 112 “Gral. Morínigo” data desde el año 1938, aunque fue fundada inicialmente con el nombre de “Escuela Media Nro. 994″. Está ubicada en un antiguo barrio encarnaceno, el barrio San Blas, sobre la calle Antequera casi Cerro Corá.
En el mismo lugar funcionan tres instituciones educativas: la escuela 112 “Gral. Morínigo”, con alumnos del primero al sexto grado que tienen actividad en horario extendido, de 7:00 a 15:00. Los estudiantes comen en la escuela. Desde los primeros días de marzo cuentan con almuerzo escolar proveído por la Gobernación de Itapúa.
En el mismo edificio, en horario nocturno, funciona el Centro de Educación Básica para personas jóvenes y adultas Nro. 7-28, y el Colegio Nacional Fulgencio Yegros, según datos publicados en la página del Ministerio de Educación.