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El consumo de ayahuasca se convirtió en un producto de moda. A juzgar por la oferta que puede encontrarse en las redes sociales, existe una alta demanda en nuestro país.
Se puede ver como se organizan grupos y a medida que se van llevando los cupos, se abren nuevos núcleos.
La invitación puede parecer tentadora: medicina natural de shamanes del Amazonas, para curar problemas del alma. Como es una infusión natural, se deja creer a los usuarios que no tiene contraindicaciones.
La oferta de tomar ayahuasca no viene sola. En los últimos cinco años se agregó la posibilidad de fumar bufo alvarius (Incilius alvarius) o simplemente bufo.
El bufo es un sapo nativo de Norteamérica. Puede encontrarse desde la parte sur del desierto de Arizona (Estados Unidos) hasta la mayor parte del desierto de Sonora, en México.
La glándula cutánea del sapo contiene mas de una docena de compuestos triptamínicos, entre ellas la dimetiltriptamina o DMT. El DMT es un neurotransmisor producido en la glándula pineal que es responsable de los sueños en el momento del descanso inconsciente.
Estos sapos tienen glándulas parótidas de gran tamaño que segregan una sustancia viscosa de color lechoso. Este veneno es el que contiene los alcaloides sicoactivos. El proceso de extracción de la droga es sencillo. Basta con apretar con fuerza la glándula del sapo para extraer su secreción.
Posteriormente se procede al secado del líquido para así obtener unas escamas, que son las que se fuman. El resultado de fumar veneno implica un riesgo: los vapores del bufo causan alucinaciones visuales y sensitivas, convulsiones y sensación de asfixia.
El veneno del sapo es un estimulante que genera alteraciones en el organismo, sobre todo a nivel cardíaco; esto implica la posibilidad de hipertensión y otras reacciones que pueden conducir a la muerte del consumidor.
Sin advertencias
El salón auditorio de un hotel instalado en Villa Morra es utilizado cada tanto como punto de encuentro de personas interesadas en retiros de sanación, donde consumen ayahuasca y bufo.
Asistí en una de esas reuniones y cuando llegó el momento de preguntas me identifique como periodista de ABC Color. Allí pidieron que me retire del lugar.
En el auditorio se encontraban alrededor de 30 personas, con una edad promedio de 24 años. En el momento de exponer los motivos de su interés en el retiro, por lo general manifestaban intenciones de conocer su “yo interior”.
También mencionaban dificultades de relacionamiento social, mientras que otros señalaban inestabilidad interior. Resumiendo: buscaban una solución por medio de un viaje sicodélico.
La pareja a cargo de la reunión se identificó como “ciudadanos del mundo” pero mencionaron que habían nacido en Buenos Aires.
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La descripción de lo que pasaría luego de consumir el té de ayahuasca era bastante particular: “Se van a retorcer, empezaran a vomitar, pero eso es parte del proceso de sanación espiritual. Pueden pasar por su cuerpo parte del vómito para saber que es real y no un sueño”.
No termina aquí la parte densa: “Incluso puede ser que lleguen a defecar. Yo les recomiendo que dejen donde esta, que lo miren, que sepan que es parte de su cuerpo”.
Los organizadores lanzaron la invitación para fumar bufo: “Para aquellos que se animen, vamos a tener bufo a disposición. Es una experiencia fuerte, que nunca van a olvidar. En minutos van a sentir que están en una explosión tremenda”.
En ningún momento hicieron mención a los riesgos de consumo de ayahuasca y el bufo. Presentaron el proceso como una sanación espiritual, con productos de la Madre Naturaleza.
Reacciones diferentes en cada organismo
El Dr. Manuel Fresco, director del Centro Nacional de Control de Adicciones, del Ministerio de Salud Pública, menciona que “la ayahuasca es una droga alucinógena. Y como tal produce alucinaciones y se logran percepciones sin estímulos reales”.
En el caso de la ayahuasca mencionó que “es una droga que afecta al sistema nervioso central. Es peligrosa según la dosis y periodicidad del consumo, pero no genera dependencia”.
El desafío mayor que se tiene es la posibilidad de aparición de diversos cuadros de esquizofrenia, que es una enfermedad mental grave que afecta la forma en que una persona piensa, sienta y se comporta.
El riesgo de violencia en los pacientes esquizofrénicos es muy alto, si hay consumo de drogas.
Esquizofrenia
El Dr. Fresco menciona que “la infusión de ayahuasca puede conducir a la aparición de esquizofrenia en aquellas personas que tienen predisposición”.
El tema es que la ayahuasca se vende con entera libertad, sin ningún tipo de advertencia sobre los riesgos que genera. Es un alucinógeno y aunque sea natural, obviamente está compuesto por químicos.
Un “viaje de sanación” con bufo puede durar entre 15 y 20 minutos. Produce importantes alteraciones como taquicardia, pérdida de conocimiento y puede llevar incluso a la muerte. Algunos alcaloides presentes en los sapos bufo pueden tener efectos cardiotóxicos y, por lo tanto ser fatales.
Después de todo, el sapo genera veneno en forma natural para defenderse de sus depredadores. Y aquí hay gente que lo fuma para tener “viajes”. Lo grave es que se venden como productos naturales que no implican riesgo alguno.
La muerte más notoria, luego de consumo de bufo, se tuvo en abril del año pasado: el fotógrafo y político español José Luis Abad.
El consumo de ayahuasca y bufo no están prohibidos, pero los consumidores deben conocer el riesgo al que se exponen.