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CAACUPÉ (de nuestra redacción regional). “El bono demográfico (población potencialmente productiva) es una riqueza del Paraguay, una oportunidad única e irrepetible, que requiere políticas públicas que apunten a su formación integral para que se constituyan en factor que aporta al desarrollo del país”, enfatizó el arzobispo Metropolitano de la Santísima Asunción y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), cardenal Adalberto Martínez Flores.
La educación es la clave. Pero una educación de calidad que piense no solo en términos de formación técnica, que es muy importante, sino, sobre todo en la formación en valores que forjen personalidades sanas de corazón, con gran sentido de la responsabilidad y de la ética. Debemos pensar juntos, sin exclusiones, sobre un proyecto educativo integral. La Iglesia acompañará y apoyará una propuesta educativa que contemple los valores que ayuden a la formación integral de la persona humana, expresó el cardenal en su primera prédica como cardenal en el púlpito de la Basílica de la Virgen de Caacupé, ante cientos de devotos que participaron de la misa matinal del cuarto día del novenario mariano. Entre los presentes estaban el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, autoridades nacionales, departamentales y municipales.
Víctimas de vicios
En el ámbito de la Iglesia, es necesario un mayor acompañamiento a los jóvenes en las parroquias, no solo a los que se acercan y son parte de los grupos de confirmación o de la pastoral juvenil, sino que urge salir hacia las periferias geográficas de la parroquia y, sobre todo, a las periferias existenciales de tantos jóvenes desorientados y que son víctimas de diversos tipos de vicios que consumen sus vidas y los dejan sin horizontes y aplastan su dignidad, añadió el purpurado.
Indicó que urge la creación de más centros de recuperación de adictos, dentro de la responsabilidad del Estado con sus gobernaciones y las municipalidades.
Dentro de la Iglesia
“Queremos comunicar y demostrar que los jóvenes son importantes para la Iglesia y que a ella le importan sus realidades. Estamos llamados a salir al encuentro real de las juventudes en nuestro país y crear espacios de escucha y diálogo con ellos, para conocerles mejor, demostrarles con hechos que la Iglesia no es ajena a sus preocupaciones, a sus ilusiones, porque tienen mucho que decir y aportar tanto a la iglesia como a la sociedad”, subrayó el consejero del papa Francisco.
Exhortó a los párrocos y agentes de pastoral que a aquellos jóvenes que ya están activando dentro de la Iglesia, les den la oportunidad de un protagonismo real, les den voz y confianza. También que les ayuden para que por sí mismos descubran el lugar que ocupan dentro de la Iglesia y, en esa confianza, y como Iglesia que son, se sientan parte activa y se esfuercen por vivir los valores del Evangelio y transmitirlos.