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La marcha empezó con una reunión en la Plaza de Armas de la ciudad de Encarnación, para luego desplazarse por el centro hasta llegar a la “Pérgola” de la Playa San José, donde se abrió un espacio de micrófono abierto y un espacio artístico.
Las mujeres, en su mayoría jóvenes, coreaban sus “cánticos” en contra de la violencia mientras se desplazaban por las calles atrayendo la atención de otros transeúntes.
No se registraron incidentes mayores. En algunos casos hombres a lo lejos gritaban “volvé a la cocina”, entre otras frases a las manifestantes. La marcha contó por primera vez con el acompañamiento de la Policía Municipal de Tránsito, según las marchantes, debido a que ediciones anteriores fueron perseguidas y acosadas por vehículos.
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Marchar en una ciudad “conservadora”
Mónica Krause, de la articulación 25N, comentó que el reclamo principal es una vida libre de violencia. “Nos encontramos todas en un punto en común donde todas alzamos nuestra voz”. Expresaron sus inquietudes para las instituciones públicas.
Según mencionaba datos de la Secretaría de la Mujer, en el 94 % de los casos de denuncias de violencias el agresor es conocido de la víctima. Mencionaban que marchan para “poner de forma visible a la sociedad y a las autoridades” sus reclamos y lo “justo” de tener una vida libre de violencia.
“Venimos de marchas que se vienen haciendo en contexto de pandemia”, están siendo más concurridas estas actividades, pero dan cuenta que en el contexto de una ciudad “conservadora” es un logro que se den estos espacios.
Denuncian que existen muchos reclamos de que no se toman las denuncias de las mujeres por parte de las instituciones encargadas, porque muchos casos de mujeres que “cumplen todas las instancias de denuncias”, culminan su historia de la peor manera siendo víctimas de feminicidios, según la manifestante.
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El manifiesto que presentaron lo construyeron entre varias organizaciones. Solicitaron al Estado que se garantice una vida libre de violencia, que se cumplan los protocolos para asegurar la seguridad de las víctimas de violencias y que desde la educación se provean herramientas para identificar y saber accionar ante los casos.