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Lilian Mabel Fariña, estilista de profesión señala que desde hace 6 años cumple con su promesa a la Virgencita Caacupé, pues asegura que ella siempre la ha protegido, y salvado de momentos difíciles, a ella y su familia.
Fariña destacó que la Virgen de Caacupé no solo llena de amor y bendición a su hijos, sino que también brinda esa fortaleza para emprender y salir adelante.
La trabajadora indicó que en su salón cuenta con su propia imagen de la Virgen de Caacupé, que desde hace tiempo decidió tener, para cuidar su local.
Asegura que en varias ocasiones ya entraron a intentar robar pero nunca ocurrió una situación peor, porque su Virgen cuida el lugar.
La tradición de embellecer a la Virgen de Caacupé
Señaló que con su equipo de estilistas, cada año de forma tradicional, cuando faltan pocos días para la fiesta de la Virgencita, ella se encarga con sus chicas de arreglar a su Virgen, con mimos de belleza, pues el cabello que luce su imagen es natural, por lo cual la lavan, lo dejan brilloso y reluciente para que cuando sea su día luzca aún más hermosa..
A más de eso también le confeccionan su atuendo, y cambian su cortina que son de telas que entre ellas la cosen y le colocan los apliques correspondientes.
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También mencionó que sus clientes cada vez que llegan a su salón se santiguan, se encomiendan a ella y eso es algo que emociona y llena de alegria el corazón, porque cada persona que llega sale del salón con la paz que transmite la Virgencita.
“La gente que acude al salón se sienten como si estuvieran en una iglesia, se sienten bendecidos y eso es algo muy positivo, porque eso quiere decir que nuestra madre llena de fe, esperanza y amor los corazones”, aseveró.
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“Gracias a la Virgencita tenemos trabajo, tenemos, salud, siempre estamos protegidas, gracias a su bendición estamos donde estamos, y esta es nuestra manera de honrarla” expresó la trabajadora.
La estilista realizó extensiva la invitación a los fieles católicos para que visiten a la Virgen de los Milagros de Caacupé en su día, para que puedan sentir la fuerza de su bendición y vivir el fervor que se siente en la capital espiritual.