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El cardenal Adalberto Martínez Flores, arzobispo metropolitano de la Santísima Asunción, hizo su celebración eucarística en la Catedral Metropolitana hoy, cerca del mediodía, por Cristo Rey y el Día Nacional del Laico. Pidió no quedarse indiferente a las cosas públicas, luchar por la justicia y el bien común.
“No queden indiferentes a las cosas públicas, ni replegados dentro de los templos, ni que esperen las directivas e indicaciones eclesiásticas de arriba, para luchar por la justicia, por formas de vida más humanas para todos”, enfatizó.
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Martínez dijo que la vocación del laico es santificar el ambiente y impregnarlo del evangelio, por lo cual no debe separarse del mundo, sino vivir inserto en él y evangelizar.
“Una sociedad más justa y equitativa, donde impere el bien común, es tarea de la política y de los políticos. Por ello, exhorto a los laicos católicos y a las personas de buena voluntad que se dedican a la política y ocupan cargos de responsabilidad en las instituciones públicas y privadas, que les duela de verdad, la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres y que trabajen decididamente por el bien común y por la promoción humana integral de todos los que habitan el suelo patrio”, añadió el religioso.
Cardenal insistió en comunicar y decir la verdad
Martínez expresó que el laico es capaz de hablar de corazón y hacerlo con mansedumbre “utilizando el don de la comunicación como un puente y no como un muro”.
Añadió: “No debemos tener miedo de afirmar la verdad, a veces inconveniente, que encuentra su fundamento en el Evangelio, pero no debemos separar este anuncio de un estilo de misericordia, de participación sincera en las alegrías y en los sufrimientos del hombre de nuestro tiempo, como nos enseña de manera sublime el pasaje evangélico que narra el diálogo entre el misterioso caminante y los discípulos de Emaús”.
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El Cardenal enfatizó que, para el cristiano, reinar es servir como Cristo sirve. “Cristo es Rey y primero en todo, pero como él mismo lo dijo: no he venido a ser servido, sino a servir”. Comentó que los cristianos ejercen su realeza sirviendo a Cristo en los hermanos, con la dignidad que merecen todos. “Para el cristiano, reinar es servir como Cristo sirve”, remarcó.