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El extraño caso fue puesto a consideración en la sesión plenaria de hoy de la Corte Suprema de Justicia por el ministro Alberto Martínez Simón.
El alto magistrado explicó que vía secretaría general se recibió una nota de Casco, en la que renunciaba a su registro profesional. Alegaba que padecía de una enfermedad terminal. En consecuencia, la Corte Suprema dispuso aceptar la renuncia y declarar la vacancia.
Pero, sorpresivamente, días después apareció el escribano en la secretaría general de la Corte para señalar que se enteró de que fue despojado de su registro profesional por disposición del máximo tribunal, y a la vez informar que nunca había presentado su renuncia, que mucho menos padece de una enfermedad terminal.
“Se aceptó la renuncia y se aceptó la vacancia. Luego este señor se entera. Él nunca había renunciado; él sospecha de una persona que le había falsificado en una ocasión la firma”, explicó el ministro.
Indicó que el hecho es grave, ya que de por medio había un caso de adulteración de firma que derivó en una resolución de la Corte y, sobre todo, que se le dejaba sin trabajo a una persona.
Ante esta situación, la Corte resolvió revocar la resolución de declarar la vacancia del registro del escribano Casco, ordenar un sumario administrativo y elevar una denuncia del hecho a la fiscalía.