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Durante este fin de semana no se celebraron las misas en la Parroquia Virgen del Rosario en sus respectivos horarios habituales, debido a que los sacerdotes Pedro Celestino Brítez y Antonio Vázquez habrían renunciado al cargo por culpa del padre Andrés Cardozo, quien se niega a dejar la administración pastoral de este distrito.
Cardozo se atrincheró en la casa parroquial y aseguró que no dejará el sitio mientras no sea desalojado legalmente por orden judicial o se le pague G. 360 millones, según algunas fuentes locales.
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El sacerdote Cardozo fue destituido del cargo luego de 22 años por el obispo de la diócesis de San Lorenzo, monseñor Joaquín Robledo, quien calificó al expárroco de Itauguá de “un desobediente de la Iglesia”.
La necedad y desobediencia de Cardozo impidieron que desde la asunción al cargo de los sacerdotes Brítez (como párroco) y Vázquez (como vicario) puedan cumplir con sus responsabilidades, motivo por el que en una semana decidieron renunciar. En medio de incidentes protagonizados por seguidores de Cardozo manipulados por él mismo, el pasado domingo fue la presentación oficial de los religiosos.
Obispo no aceptó renuncias
Ante la insostenible situación, anoche, los nuevos sacerdotes renunciaron y esta mañana se supo que el obispo Robledo rechazó la renuncia de ambos y ratificó su decreto de nombramiento, al tiempo de asegurarles a Brítez y Vázquez que encontrarán la solución.
Al obispo Robledo le estaría interesando más la vocación de dos sacerdotes fieles antes que la desobediencia y necedad de Cardozo.
Expárroco podría perder el ministerio
Según se supo, en las altas esferas de la jerarquía eclesial se concretó un contacto entre el cardenal Adalberto Martínez y el obispo Joaquín Robledo y el purpurado le brindó su total apoyo y, al mismo tiempo, Robledo informó del avance de la diligencia canónica en el Tribunal Eclesiástico, lo que significa que si el padre Cardozo no obedece y entrega la Casa Parroquial perdería el ministerio.
La desobediencia tiene sus sanciones y ya no permitirían que se atrinchere. También se está analizando un posible desalojo por orden judicial.
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Vigilia de oración
Decenas de feligreses llegaron ayer hasta la parroquia en horas de la tarde para participar de la celebración eucarística fijada para las 18:00; sin embargo, la misa no realizó por falta de sacerdote.
Los fieles se retiraron del templo, pero un pequeño grupo de oradores decidió permanecer adentro y comenzar una cadena de oración por la situación actual.
Una de las participantes, cuya identidad resguardamos por su seguridad, manifestó que un diácono fiel a Cardozo les pidió que se retiraran del lugar. Ante la negativa de los fieles, el mismo apagó las luces del Santísimo, cerró las puertas de los baños con llave y también todos los portones de la parroquia y se retiró.
Los oradores quedaron encerrados dentro del recinto y denunciaron el hecho ante la comisaría. Luego, intervino la Fiscalía zonal y, por orden del agente de turno, la Policía rompió los candados de los portones y estos quedaron abiertos al público.
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Varias personas, desde anoche, quedaron en vigilia de oración para evitar que el templo se vuelva a cerrar.
Nuevamente este domingo, familias enteras llegaron hasta la parroquia Virgen del Rosario para participar de la misa mañanera, pero la misma no se llevó a cabo. Entonces, los feligreses procedieron a las lecturas del día y decidieron seguir en vigilia.
“Estábamos felices por la designación de los nuevos sacerdotes. Ayer nos quedamos en vigilia, un grupo quedamos adentro y otro grupo afuera en la calle porque los portones estaban llaveados. Amanecimos acá. El padre Pedro celebró las misas durante la semana, pero no podía acceder a la casa parroquial. El padre Andrés Cardozo es el que maneja todo y lo más triste es que les maneja a los coordinadores que no le fueron sinceros al padre Pedro”, afirmó una itaugüeña.
La no celebración de las misas por falta de sacerdotes, especialmente un domingo, es un hecho histórico sin precedentes en Itauguá desde su fundación, hace 294 años.
Exige un pago de G. 360 millones
Según fuentes, el párroco destituido, Andrés Cardozo, exige el pago de G. 360 millones en compensación por la presunta inversión que, según él, hizo en la casa parroquial donde actualmente permanece atrincherado.
Por la necedad del religioso, que hasta quiere apoderarse del edificio que construyeron los itaugüeños con la colaboración económica de los antiguos pobladores, se está fortaleciendo un peligroso enfrentamiento entre los fieles.
Hoy, las campanas no llamaron para acudir a misa. La comunidad, cansada de la tiranía y de las incoherencias de Cardozo, espera que los pastores den una solución definitiva, ya que los fieles no tienen nada que ver en esta disputa en la jerarquía, que de a poco va superando incluso al obispo diocesano.