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En la noche del pasado miércoles, sorprendió a la ciudadanía, la llegada al aeropuerto Silvio Pettirossi en Luque, un avión de Latam que partió de Santiago de Chile, desvió una tormenta haciendo “escala” en Foz de Iguazú y finalmente atravesó el fenómeno meteorológico de manera “terrorífica”, tal como lo describieron los pasajeros.
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El avión atravesó una tormenta con intensos vientos, relámpagos y granizada que lo dejaron sin un motor, sin la “nariz” y con todos los parabrisas rotos. Fueron 48 los pasajeros que sobrevivieron al accidente en pleno vuelo y lograron contar la historia.
La hélice del piloto de Stressner
En febrero de 2009, un pesador de Ayolas, “pescó” una hélice en el río Paraná. Días después, se conoció la historia de un accidente ocurrido en los años 70.
Luego de que el hallazgo se haya publicado en ABC Color, el piloto aviador Coronel Manuel Insaurralde, expiloto del expresidente de la República, Alfredo Stroessner, afirmó que dicha pieza es una de las que perdió en un vuelo rasante que realizó en los años 70. El piloto, en ese entonces, calificó el accidente como “una estupidez para lo cual no existe pericia”.
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“Esta es la hélice de mi avión”, aseguraba Insaurralde (78) y relató lo sucedido cuando se encontraba en la Base Militar de Yacyretá, hasta donde llegó el bimotor DC3 de Transporte Aéreo Militar (C47, en su versión carguero) pilotado por el Cnel. Luis González Ravetti.
“Toda la gente esperaba con ansias el avión, pues su presencia era un acontecimiento para ellos. Entonces le pedí al piloto que me dejara volar un rato, y me hice cargo del avión. Alcé a unos 20, entre lugareños y soldados. Yo era un cabezudo que empecé a hacer vuelos rasantes y bajos sobre el majestuoso río Paraná”, comentó.
Insaurralde relató que mientras los presentes se impresionaba con las maniobras que hacía, de repente, empezó a sentir un temblor en el asiento. “Miré hacia el costado, y no vi la hélice, sino una mancha negra y aceite desparramado. Le dije a mi acompañante, el Tte. Cnel. Juan Pires Oviedo, que haríamos un procedimiento de monomotor. Le pedí que mirara hacia el otro motor, y me respondió que tampoco estaba en su lugar. Habíamos perdido los dos en contacto con el agua”.
El expiloto recordó que como estaban cayendo al río, de reojo vio un esteral, intentó amortiguar el golpe, descendiendo allí y lo logró. Resultaron ilesos al igual que las 20 personas que estaban a bordo del avión.
Aterrizaje Forzoso
En febrero de 2013, una avioneta con cinco ocupantes que se dirigía a Puerto Pinasco, Chaco, realizó un aterrizaje de emergencia en una isla del río Paraguay, en Mariano Roque Alonso. Aparentemente, tuvo problema de inyección de combustible al motor. Se trataba de una aeronave monomotor Cessna 210, con matrícula ZP-BCU, propiedad de la empresa Angar 69, según los informes.
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La nave estaba pilotada por Juan Carlos Sosa, de 60 años, quien resultó ileso al igual que las otra cuatro personas que estaban a bordo. Sin embargo, la avioneta sufrió desperfectos en el fuselaje, ala izquierda, hélice y la zona del motor, como consecuencia del impacto por el aterrizaje forzoso.
Aterrizó...¡Sobre una moto!
Una avioneta “aterrizó” de emergencia sobre una motocicleta en agosto de 2015 en Amambay. Otro dato llamativo era que la aeronave estaba siendo pilotada por el expresidente de la República Juan Carlos Wasmosy, quien en una maniobra de emergencia, terminó cayendo sobre el biciclo y sus ocupantes.
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Los ocupantes de la avioneta resultaron sin heridas, pero las dos personas que iban en la moto, una mujer de 20 años, Laura López, y su pequeña hija de 4 años (A.M.), resultaron heridas. La niña perdió una pierna.
De acuerdo a los datos, el accidente se produjo a causa de un desperfecto técnico, que la llevó a la aeronave a golpear el cableado del tendido eléctrico y finalmente terminó aterrizando en un camino vecinal.
Paracaidistas con suerte
Una avioneta de una escuela privada de paracaidismo se estrelló en enero del año 2017, en el predio de la Fuerza Aérea, en Luque, a solo segundos después de que despegara. De acuerdo a los primeros datos, el percance se dio a raíz de una falla del motor. Tanto el piloto y como los cinco alumnos que pretendían hacer un salto sobrevivieron de milagro.
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La aeronave siniestrada era una avioneta Cessna 210, con matrícula ZP-BOB, perteneciente a la Escuela de Paracaidismo “Sin Límites”.
Susto de autoridades y extranjeros
El penúltimo accidente aéreo sin fallecidos de este año fue en enero y tuvo como protagonistas a una avioneta que trasladaba a una comitiva de la Cancillería de Paraguay en Chile e inversionistas de dicho país. La aeronave sufrió un inconveniente en el tren de aterrizaje, en el aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi. Afortunadamente, en este caso, también, todos los ocupantes resultaron ilesos.
A causa de un pelotazo
Una de las más insólitas historias de accidentes aéreos no fatales de nuestro país, es sin duda alguna, la que tiene como protagonista a “Don Chingolo”, un hombre que a sus 18 años, derribó una avioneta de vuelo rasante, nada más y nada menos, que de un pelotazo.
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En 1957, “Don Chingolo” era un joven futbolista, que dejó su firma en la historia por haber derribado de un pelotazo a una avioneta que pasaba sobre la cancha en la que estaba disputando un partido oficial con su equipo. El hecho que no dejó heridos y daños materiales significativos es una anécdota que él cuenta con mucha simpatía.