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Ante los cuestionamientos existentes en contra del Plan Nacional de Transformación Educativa (PNTE), que se impulsa desde el 2019 y debía culminar para su entrega al Poder Ejecutivo este año, el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) decidió la semana pasada prorrogar el periodo de socialización y debate sobre el documento hasta el 30 de abril de 2023.
Por un lado, grupos de padres, católicos y evangélicos piden la suspensión del proyecto. Cuestionan principalmente que el PNTE contenga las palabras “inclusión” e “interculturalidad”, además de “enfoque de derechos” y la palabra “género”, a la que le dan la interpretación de “ideología de género”, que como tal no existe.
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Gremios docentes, entretanto, piden la suspensión del plan como mínimo hasta el próximo gobierno atendiendo la disparidad de opiniones. Aseveran que no hubo suficiente participación ciudadana durante la construcción del PNTE.
Para la experta en educación María de la Paz Peña, el debate actual es a destiempo, ya que el PNTE es una hoja de ruta, que no incluye el currículum. “Esto es un plan muy macro todavía. Puede ser, ojalá, dentro de dos años, o un año, cuando se empiece a hablar del currículum, qué es lo que se va a enseñar y qué es lo que no se puede enseñar, ahí podríamos estar discutiendo. En este momento, la discusión es totalmente fuera de momento. El plan es un plan macro, no habla de detalles”, aseveró.
Inclusión en el plan de Transformación Educativa
Igualmente, Peña detalló que el PNTE “es un proyecto aprobado en el FEEI para su financiación, para escribir el plan, para lo cual se conformó un equipo de trabajo, local y extranjero. No es la Unión Europea, ni tampoco el Banco Mundial. Fueron la Universidad de Columbia, de New York, y la Universidad Católica de Chile. Esas dos universidades colaboraron en un inicio con los expertos nacionales para escribir el diagnóstico y dar las sugerencias de las políticas que deberían ser abordadas en el plan”.
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“Ahora, la gente pide que se saque la palabra inclusión, que no se debe quitar, podría quitarse, pero no se debe, porque inclusión significa muchísimo. Ideología de género no existe en el plan. Existe la palabra género, porque género existe”, consideró la educadora.
“Interculturalidad también quieren quitar. No se puede sacar interculturalidad, porque el Paraguay está hecho de muchas culturas. Entonces, tenemos que, como siempre digo, hablar, o discutir o dialogar por las razones correctas, no las razones equivocadas”, añadió.
“En este momento tenemos que ver lo que es el plan y no lo que no es el plan. Porque en este momento se está discutiendo otra cosa”, remarcó Peña.
Preocupa que el plan se cajonee
La experta ve con preocupación las presiones y la falta de comunicación del MEC, “que lo único que van a conseguir es que el plan se cajonee y 1.300.000 estudiantes de las escuelas de gestión oficial continúen tres o cuatro años atrasados de lo que tiene que ser”.
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“El plan está hecho para que 1.300.000 niños de gestión oficial tengan una mejor educación y se vean los resultados en 10 a 15 años”, resaltó Peña.
Para la experta, el PNTE se tiene que presentar al Poder Ejecutivo, que debería comenzar a implementarlo por la política de financiación y no por el currículum, que se iría a debatir dos o tres años después.
¿Qué dice el Plan Nacional de Transformación Educativa?
El Plan Nacional de Transformación Educativa es una hoja de ruta que plantea 9 políticas públicas a desarrollarse hasta el 2040 con el objetivo de mejorar la calidad de la educación, principalmente en escuelas y colegios públicos.
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El proyecto parte de la crisis educativa actual. Señala que “el 92% de los estudiantes de 15 años no posee competencias mínimas en matemáticas, que les permita participar efectiva y productivamente como estudiante, trabajador y ciudadano”. También asevera que la crisis en matemáticas, castellano y ciencias es preocupante y que se profundizó aún más en pandemia.
En este contexto, el “segundo acuerdo” del diseño de la estrategia de transformación educativa, que se presentó en julio para el debate público, considera “oportuno” que el presupuesto para educación, que este año es de US$ 1.148 millones, un 2.8% del Producto Interno Bruto (PIB), ascienda para el 2030 a US$ 2.510 millones, un 4.6% del PIB.
Las 9 políticas educativas del plan
Además del financiamiento educativo sostenible, se plantean como políticas públicas: Modelos educativos bilingües centrados en el aprendizaje; Desarrollo profesional del educador; Apropiación de la ciencia y la tecnología en el ámbito educativo; Fortalecimiento de la educación técnica y formación profesional.
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A estas políticas públicas se suman: Gestión educativa centrada en el aprendizaje; Condiciones estructurales y materiales pertinentes para el aprendizaje; Evaluación e investigación educativa para la mejora continua; y Fortalecimiento de la comunidad educativa: sociedad, familia y educación.
El diseño de la estrategia del PNTE cuesta G. 23.364 millones (US$ 3,3 millones al cambio actual), dinero del Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI).