Promueven la canonización de monseñor Ramón Bogarín, primer obispo de Misiones y Ñeembucú

SAN JUAN BAUTISTA. La Comisión Amigos de Monseñor Ramón Pastor Bogarín promueve la canonización del primer obispo de la diócesis de Misiones y Ñeembucú. La causa de monseñor Bogarín se encuentra en la etapa de recopilación de datos biográficos, documentos, testimonios de vida, virtudes y la misión pastoral que desarrolló en su diócesis. El objetivo es estudiar todas las etapas de su vida para ser postulado como candidato a santo.

Imagen fotográfica del primer obispo de San Juan Bautista de las Misiones, monseñor Ramón Pastor Bogarín Argaña.
Imagen fotográfica del primer obispo de San Juan Bautista de las Misiones, monseñor Ramón Pastor Bogarín Argaña.Rafael Marcial Montiel

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El padre Luis Decoud, párroco de Nuestra Señora de la Asunción de San Juan Bautista, fue designado por el obispo diocesano monseñor Pedro Collar Noguera como el asesor en representación del obispo para escuchar y acompañar a los miembros de la Comisión denominada Amigos de Monseñor Bogarín.

El sacerdote explicó que, además de la revisión biográfica, se necesitan testimonios, experiencias de vida, virtudes y su misión evangélica en la diócesis de Misiones y Ñeembucú. El párroco dijo que “hay una admiración muy grande por monseñor Bogarín por el trabajo pastoral que realizó en la diócesis”.

La Comisión se encuentra abocada a la recopilación de documentos sobre la vida de monseñor Bogarín para presentarlos al obispo Collar Noguera, dijo Decoud.

Mons. Ramón Bogarín Argaña bendice obras en el año 1964.
Mons. Ramón Bogarín Argaña bendice obras en el año 1964. Piden su canonización.

Explicó los pasos a seguir para que el candidato sea propuesto ante el obispo. “El pueblo mismo, los laicos deben manifestar libremente el interés por el candidato, en base a los testimonios”, señaló.

Añadió que la Comisión Amigos de Monseñor Bogarín impulsa la causa, pero tiene que haber un postulador responsable encargado de revisar los escritos, los documentos y los testimonios. Una vez que el postulador tenga esos documentos deberá presentarlos al obispo para la aprobación de la instrucción de la causa diocesana para que sea considerado como Siervo de Dios.

El proceso continúa toda vez que no haya ningún impedimento de la Iglesia a nivel nacional y de la Iglesia universal, ahí pasa a ser Siervo de Dios, explicó el sacerdote.

“La Congregación de la Causa de los Santos de Roma es la encargada de llevar la beatificación y canonización”, afirmó el padre Decoud.

Pasos hacia la canonización

Señaló que aceptada la causa y siendo Siervo de Dios pasa a la Congregación de la Causa de los Santos en Roma, donde sigue el proceso para ser considerado Venerable de Dios y después Beato hasta llegar a ser Santo.

Señaló que el papa Juan Pablo II fue quien designó la Congregación de la Causa de los Santos para estudiar a los candidatos a la beatificación y canonización. Antes, los mártires eran declarados directamente beatos, porque ya de por sí entregaron sus vidas por Dios, como el caso de San Roque González de Santa Cruz y muchos otros mártires.

El proceso tiene dos fases: la diocesana, donde el obispo vivió y murió, en la cual debe ser declarado Siervo de Dios, y la fase romana, en que se estudia y se investiga al candidato para llevarlo al altar.

Aclaró que lleva un largo proceso porque, además de los testimonios, las virtudes y la misión que ha desarrollado en su labor pastoral, tiene que haber un milagro para ser beato. Después para que llegue a ser santo y ser llevado al altar y reconocido a nivel universal se requiere de otro milagro, explicó el párroco.

“Los mártires que dieron sus vidas en favor de Jesús, en el cumplimiento de su misión, no necesitan de un milagro para ser beatos”, indicó el padre Decoud.

Agregó que el candidato a la santificación que llevó una vida de virtudes en su misión evangélica, pero que no fue mártir, teniendo buena fama, una vida entregada a Dios, necesita de un milagro para la beatificación y otro milagro para la santificación, aclaró.

La Iglesia considera tres partes: teológica, histórica y canónica. Quiere garantizar que sea santo, que está en el cielo y que es un modelo para la comunidad cristiana para que pueda ser llevado a los altares. “La santidad es un llamado a todos los cristianos la buena fama, las virtudes deben ayudar comunitariamente y personalmente para imitar ese modelo de vida”, dijo.

“Para ser santo debe tener belleza de vida que transmitió a la comunidad, amor al prójimo, testimonios, ejemplos y entrega a Dios”, enfatizó.

LA COMISIÓN VA LANZAR UN LIBRO

Uno de los fieles, Narciso Morínigo Leiva, señaló que la Comisión Amigos de Monseñor Ramón Pastor Bogarín está recopilando los datos. Añadió que ya editó numerosas revistas dedicada al primer obispo de la Diócesis de Misiones y Ñeembucú. En la actualidad se halla abocada a publicar un libro sobre la vida, testimonios y los trabajos pastorales del obispo.

Por su parte, el padre Luis Decoud dijo que se tiene que hacer conocer al candidato. Añadió que una vez que esta Comisión sea reconocida formalmente por el obispo, se debe nombrar un postulador para llevar la causa a fin de promover al candidato a la santificación. Ahí empieza el trabajo de instrucción que consiste en redactar todos los datos biográficos y la historia de monseñor Bogarín.

Después de redactar su historia debe recopilar todos los documentos y llamar a los testigos y presentar a la Iglesia como modelo. Una vez presentado al obispo, y si la causa va a llevar a buen término, entra el proceso de ser llamado Siervo de Dios a nivel diocesano, pero con la aprobación de Roma.

ARDUA LABOR PASTORAL

Monseñor Ramón Pastor Bogarín Argaña fue el primer obispo de Misiones y Ñeembucú. Desarrolló una intensa labor pastoral en favor de los pobres, campesinos, oleros, albañiles, estudiantes y los perseguidos por el régimen de la dictadura de Stroessner.

Asumió como obispo de esta diócesis el 12 de mayo de 1957. En su jurisdicción eclesiástica realizó numerosas obras civiles, sociales y eclesiásticas. Trabajó en la evangelización, considerando todas las dimensiones humanas. Fue un ferviente defensor de los derechos humanos.

Tuvo destacada participación en el Concilio Vaticano II, en Roma desde 1962 hasta 1965. En el año 1968 tuvo brillante participación en la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Colombia. Trabajó siempre en la tarea de la promoción humana y cristiana.

En su Diócesis acompañó a los campesinos y diversos sectores sociales para el desarrollo económico y social. Promovió el arte, la cultura y la creación de una escuela radiofónica para la formación de ciudadanos con criterios de opinión.

A raíz de su labor pastoral y de promoción integral de la persona humana fue perseguido tenazmente por la dictadura de Stroessner. Murió en su residencia en San Juan Bautista, Misiones, el 3 de setiembre de 1976, a causa de un infarto global agudo. Tuvo una muerte violenta, así como predijo San Luis de Don Orione.

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