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El tiempo acompañó a la jornada, con una mañana fresca pero soleada, que le dio el marco ideal para que niños, padres y abuelos compartan una jornada diferente, de diversión, muchas risas, y algunos llantos inevitables por haber perdido la carrera, o por la emoción de verse rodeados de un bullicioso marco de espectadores, cada uno alentando a su competidor, en la Carrera de Triciclos en Encarnación.
Un excelente trabajo de organización caracterizó a la fiesta, además del ambiente de bullicio y alegría. La coordinación de los controles en el sector de largada y llegada de la competencia contó con el apoyo de estudiantes del Instituto Superior de Enseñanza Divina Esperanza, que pusieron también entusiasmo en la tarea.
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Solidaridad entre participantes
Los chicos que no tenían triciclo igual pudieron participar con uno que les proveyó la organización para la competencia, pero también hubo muestras de solidaridad de algunos niños y sus padres que prestaban el biciclo a quien no lo tenía para que pueda también competir.
Desde la organización, el concejal municipal Eduardo Florentín, impulsor de la iniciativa, se mostró emocionado y satisfecho con la respuesta de los padres de familia y los niños. Destacó el entusiasmo con que participaron tanto los niños como los partes de esta verdadera fiesta que se vivió en la avenida ribereña.
Triciclos, diversión y alegría
Esta es la novena edición de las carreras de triciclos, que inició en el año 2012, de la mano del concejal Florentín. El objetivo de la competencia es compartir una jornada de diversión y alegría en familia. De hecho, los padres y abuelos son los más entusiasmados en las competencias. Son quienes participan incluso con más entusiasmo, corriendo detrás de los competidores.
Cada participante de la carrera ingresó a la zona de competencia acompañado de uno de sus padres. El acompañante guió, alentó y motivó al chico, pero no le podía ayudar empujando el biciclo, por ejemplo.
Para el cierre de la jornada se vivió un divertido show artístico ofrecido por los comediantes Tito y Coloso. Niños y padres bailaron, cantaron y rieron con las ocurrencias de los excelentes cómicos.