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Lino Gustavo Amarilla Martínez, conocido como Lino’i, y Norberto Óscar Solís Duarte, alias Kurepa, fueron condenados hoy por feminicidio a 22 años y 25 años de pena privativa de libertad, en ese orden, por el crimen de la niña indígena Francisca Araújo Cáceres, de 12 años, ocurrido en febrero de 2020 en inmediaciones de la Terminal de Ómnibus de Asunción.
El Tribunal de Sentencia presidido por Héctor Fabián Escobar e integrado por los magistrados Carlos Hermosilla y Wilfrido Peralta concluyó que el hecho se subsume en lo establecido en el inciso D del artículo 50 de la Ley 577/16 “De protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia”.
Los fiscales Rosa Noguera y Jorge Romero habían solicitado una pena de 30 años de cárcel más 5 años como medida de seguridad para Lino’i y 25 años de prisión más 5 años como medida de seguridad para Kurepa.
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Sin embargo, el colegiado de sentencia resolvió no dictar una pena adicional como medida de seguridad, atendiendo que “con la condena impuesta ya es suficiente a los efectos de la finalidad constitucional”, según argumentaron.
Al respecto, los jueces de sentencia agregaron que las medidas de seguridad se aplican cuando las penas no resultan suficientes, lo que según consideran no ocurre en la presente causa penal.
Niña indígena tuvo una muerte “violenta y agónica”, según fiscalía
El cuerpo sin vida de la niña indígena fue hallado el 24 de febrero de 2020 en un baldío ubicado en las cercanías de la Terminal de Ómnibus de Asunción. Los restos embolsados (la cabeza estaba en una mochila) estaban cubiertos por hojas y basura.
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“Con las pruebas producidas durante el juicio podemos decir con certeza de que la niña tuvo una muerte violenta y agónica, ya que la causa fue una asfixia ocasionada por la forma en la que la ataron del cuello con sus extremidades”, resaltó el fiscal Jorge Romero en sus alegatos finales.
La pequeña víctima, Francisca Araújo Cáceres, fue reconocida por su abuela, quien contó que hacía unos cuatro años la niña llegó de Curuguaty a Asunción y pertenecía a la etnia mbyá guaraní.
Según los familiares, en setiembre de 2019, Francisca se escapó con su hermana menor de 8 años de edad y se dirigió a la capital, con la ilusión de encontrar a su madre. Sin embargo, ambas niñas quedaron en situación de calle y se sumaron a un grupo de indígenas que viven en las inmediaciones de la Terminal de Ómnibus, donde la niña Francisca fue asesinada de manera cruel.
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En el juicio oral la patóloga Diana Cabañas, quien hizo la autopsia, detalló que la pequeña falleció por asfixia mecánica, porque el estar inmovilizada en posición fetal le obstaculizó su respiración, lo cual provocó su muerte en forma lenta.