Cargando...
Monseñor Pedro Collar Noguera señaló que los seres humanos están expuestos a partir de la condición de vulnerabilidad a claudicar ante una incitación que se imponga por encima de principios y valores éticos.
“De ahí el deseo de dominio, la falta de diálogo, de transparencia, las formas de doble vida, vacío espiritual, fragilidades psicológicas y que es terreno en que prospera la corrupción en la cotidianidad de existir”, apuntó.
Monseñor Collar ofició la misa acompañado del párroco de Nuestra Señora de la Asunción, padre Luis Decoud y de numerosos sacerdotes de esta ciudad.
El obispo enfocó el tema: “María, modelo y prototipo de espiritualidad laical. El laico y María como modelo de vivencia laical”.
Exhortó a los laicos a una convivencia cristiana y mariana cimentada en un encuentro personal con Jesús por medio de María a fin de contrarrestar la radiografía de los hechos de corrupción y añadió que la corrupción social y personal responde al afán del dominio del poder, la tiranía, la vida fácil, el disfrute egoísta a costa de todo para apropiarse de los recursos de otros en especial de los más vulnerables.
También subrayó que María también anima a los laicos a fortalecer la humildad y la ternura que revela junto al rostro paterno de Dios quien llama a todos los hombres con un amor infinitamente más grande que la madre por su propio hijo.
Lea más: Obispo pide celebrar la fe en la Virgen de Caacupé en familia, desde la casa
Asimismo, puntualizó que la ternura como revolución ha de erradicar la dureza del corazón de piedra así como había expresado Escequiel. Agregó que una revolución de ternura es conducente a derribar muros, piedras, egocentrismos, rigidez, entre otros desvalores establecidos por los seres humanos para romper vínculos de fraternidad.
“Ante ello dice el Papa Francisco, la ternura es flexibilidad, permeabilidad, apertura de corazón, disponibilidad al cambio y se constituye como rostro concreto que se convierte en benevolencia y amabilidad en favor de la construcción de puentes entre los diversos actores sociales”, expresó Collar Noguera.
El religioso subrayó que la Virgen María anima a los laicos a una espiritualidad como expresión de amor, un desarrollo espiritual mariano que se expresa ante todo creciendo en el amor fraterno y misericordioso.
El obispo pidió también a respetar la vida, el medio ambiente, la casa común y comprender la interdependencia entre todos y con todos. Exhortó a salir en defensa de la vida y buscar el bien de los demás.
“La fe cristiana tiene la responsabilidad de defender la vida en todas sus formas y promover la cultura del respeto, la aceptación, el diálogo y del encuentro con todos los hermanos y hermanas que atraviesan situaciones de dolor y de incertidumbre”, dijo monseñor Collar Noguera.
En otro pasaje de su homilía pidió la oración para que haya más vocaciones para el presente y el futuro para la Diócesis y el país.
Abogó por el compromiso ardiente de continuar de seguir haciendo posible y sostenible la Iglesia Sinodal y en salida, sin fronteras a fin de recuperar la dignidad humana de varones y mujeres. “Que reine por siempre el amor de Dios en el corazón de cada uno y de toda la humanidad, concluyó.
Terminada la misa los fieles participaron de la procesión de la sagrada imagen de la Virgen Nuestra Señora de la Asunción por las principales calles de San Juan, adyacentes al templo de Nuestra Señora de la Asunción.