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En un acto político realizado en Salto del Guairá, Canindeyú, el 4 de febrero de 1984, el ministro del Interior, Sabino Augusto Montanaro, dijo: “La política no solo exige actitudes, exige soluciones. De modo que nosotros, constitucionalmente, encontraremos la solución de esta peste seudoperiodística y seudointelectual que se llama ABC Color, que hoy tiene un nuevo compadre de fechorías, el barbudo director de la radio de la calle del cementerio de la Recoleta”. (Se refería a Humberto Rubin, y a la avenida Choferes del Chaco. Se olvidó de que también Mburuvicha Róga, la residencia de Stroessner, se encontraba sobre la otra calle, Mariscal López, que igualmente conduce al cementerio de la Recoleta).
Tres días después, el 7 de febrero, en una concentración colorada en Pedro Juan Caballero, de nuevo Montanaro: “Pero he aquí que estos perjuros del Partido Colorado (los del Mopoco) se entregan en una tenaz campaña de difamaciones y agravios en feliz maridaje con el diario de la calle del Cementerio del Sur (ABC Color, sobre la calle Yegros) y con el apoyo también de una radioemisora instalada sobre la calle que lleva al cementerio de la Recoleta. ¡Fíjense qué coincidencia!”
El ministro de Salud, Adán Godoy Jiménez, en un acto político en General Artigas, aseguró que “al suspender la edición y distribución de ABC Color (se había ordenado su clausura el 22 de marzo de 1984) el Gobierno nacional está defendiendo la libertad de prensa”.
La otra “defensa” –entre muchas– que el Gobierno hace de la libertad de prensa está dada en la persecución a Radio Ñandutí y a su director, Humberto Rubin. Luego de que éste sufriera detenciones reiteradas a la semana siguiente de la clausura de ABC Color, en la noche del 29 de abril una banda de 100 civiles armados llega hasta las instalaciones de la radio en varios vehículos, muchos de los cuales con placas de la administración pública. Una lluvia de piedras y otros objetos contundentes destruyen los vidrios externos y producen grandes daños al edificio. Al mismo tiempo, se alzan gritos de amenazas contra Rubin. Una banda de músicos “amenizan la función” con las polcas “General Stroessner” y “Colorado”. El vandalismo dura casi media hora, pero la Policía, avisada al iniciarse los hechos, llega mucho después de que los asaltantes se retirasen.
A pesar de la denuncia judicial hecha por Rubin, y la identificación de muchos empleados públicos y miembros de varias seccionales coloradas, no se efectúa ninguna detención.
Al segundo día de estos sucesos, el 2 de mayo, cinco enmascarados armados asaltan la planta transmisora de San Lorenzo. Maniatan y amordazan al policía de guardia, se introducen en el local, destruyen equipos y roban otros.
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Cuarenta y ocho horas después la radio sale al aire como puede –que no es mucho– pero comienza a sufrir interferencias en sus transmisiones las que impiden la salida al aire de informaciones, noticias, comentarios o entrevistas que no sean del agrado gubernamental.
Se solicita amparo al Poder Judicial. El magistrado pide a la Antelco (antecesora de Copaco) que con sus medios técnicos encuentre el origen de las interferencias. La Antelco responde que “no cuentan en la actualidad con los equipos técnicos adecuados para determinar el lugar de donde provienen las interferencias. En 1959 un grupo de jóvenes colorados “montan una radio clandestina sobre un vehículo”. Desde esta radio denuncian la represión del régimen stronista contra los demócratas”. Enseguida la Policía detecta, vía Antelco, el sitio desde donde se hacía la transmisión. Todos los locutores fueron terriblemente torturados.
La justicia “cita y emplaza por el término de cinco días a la persona desconocida responsable de las interferencias a ZP14 y ZP14, Radio Ñandutí, para que dentro de dicho término se presente a estar en el juicio bajo apercibimiento de que en caso contrario será nombrado como su representante el defensor de Reos Pobres y Ausentes”. Nadie esperaba que alguien se presentase.
En su edición del 28 de agosto, el diario Hoy incluye una entrevista al fiscal general del Estado, Clotildo Gimenez Benítez. Preguntado acerca de la interferencia a Radio Ñandutí, contesta: “Primero, como representante de la ley, representante de la sociedad y el Estado, afirmó que en el país existe democracia, porque existen los tres Poderes y existe alternatividad, existe periodicidad y existe opción para elegir al presidente de la República y a los senadores y diputados”.
Sobre Radio Ñandutí dijo: “Son cosas o situaciones casuísticas, porque al final de cuenta el hombre necesita también cierta moderación y yo me he dado cuenta de que Ñandutí se ha moderado bastante. La libertad absoluta no existe. La ley misma, la norma justamente sale para moderar a la gente. Justamente lo de Ñandutí, como dice el señor Presidente, hay ciertas virulencias y el país también necesita mantener la paz, que no se la confunda a la opinión pública”.
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El periodista le advierte que “un filósofo decía que donde hay paz también debe haber justicia”.
Clotildo responde: “Los filósofos no han encontrado solución también (sic) a la política, ni a la teología, ni al problema de la vida. Siempre existen misterios. Los filósofos nunca encontraron la verdad; ni la religión encontró la verdad, solamente creemos en la fe o tenemos fe”.
Y con estas declaraciones se multiplicaron los misterios de la interferencia.
El ministro de Justicia, Eugenio J. Jacquet, confiesa al diario Ultima Hora el 24 de noviembre de 1986: “Las interferencias de Radio Ñandutí que escucho, no sé, nunca he comprobado porque hace rato que no escucho Radio Ñandutí. Naturalmente, si fueran de propósito, o con el afán de hacerle perder credibilidad, creo que no tendrían ningún efecto, pero si es para ponerle nervioso al dueño de Radio Ñandutí, está bien”.
En mayo, Radio Cáritas, de la Orden Franciscana, se solidariza con Ñandutí.
Enseguida recibe amenazas telefónicas de inminentes atentados para dejarla muda. Su director, Padre Javier Arancón, es citado por el ministro de Educación, Carlos Ortiz Ramírez, quien le advierte: “El gobierno se siente molesto por el enfoque periodístico mantenido en algunos programas” y le exige la cesantía de Guillermo Yaluff, uno de los principales periodistas de la emisora.
El 1 de julio, cuando el Padre Arancón regresa de Buenos Aires por un puesto fronterizo, la Policía le impide la entrada al país y le secuestra los documentos paraguayos, correspondencias y efectos personales. Arancón no tiene otra alternativa que regresar a la Argentina. Días después, el ministro del Interior declara que el caso del director de Cáritas es irreversible y que no puede regresar al Paraguay. Es por su solidaridad con Ñandutí.
Estos han sido algunos de los casos sucedidos en los tiempos del stronismo que Humberto Rubin sobrellevó con entereza, con valentía. Nunca se doblegó.
Muestras de pesar desde varios sectores
Diversas manifestaciones de pesar se multiplicaron ayer ni bien se supo la muerte de Humberto Rubin.
La información fue confirmada por Radio Ñandutí vía Twitter: “Adiós al león del periodismo paraguayo. Con el profundo dolor, confirmamos que el director de Radio Ñandutí, #HumbertoRubin pasó a la eternidad. Con más de 60 años en el mundo del periodismo, lo recordaremos valiente y frontal, buscando la verdad sin ataduras. #1020AM”.
El presidente de la República, Mario Abdo Benítez, también tuiteó: “El Paraguay reservará en su corazón un espacio importante querido Don Humberto. Un gran hombre que luchó por la libertad y la democracia en nuestro país. Mis más sentidas condolencias a la familia Rubín”.
A Todo Pulmón: “No hay manera de describir el enorme legado que dejaste en tantas generaciones, que vieron en vos el ejemplo y el coraje de hacer lo imposible. Siempre te recordaremos con una de tus frases favoritas: “Los árboles mueren de pie” QEPD, Querido Humberto”.
Teletón Paraguay también se sumó ante la muerte de uno de sus fundadores: “Lamentamos profundamente la partida de Don Humberto Rubín, una persona que luchó incansablemente por los derechos humanos, entre ellos, los derechos de las personas con discapacidad. Hace 40 años traía al país el proyecto Teletón que posibilitó la rehabilitación de miles de niñas, niños y adolescentes con discapacidad, y sus familias. Gracias por sembrar la semilla de la esperanza...”.
El periodista Benjamín Fernández Bogado escribió: “Se apagó la voz de un grande: Humberto Rubin. El que significaba la palabra sin ataduras, la valentía ante el acoso de la dictadura, la ternura de sus poemas y el coraje libertario sin fin. La radio en am nunca más será igual”.
Enrique Vargas Peña también manifestó su pesar: “Confirman que dejó de existir Humberto Rubín, el periodista que cambió la manera de hacer AM en nuestro país. A su familia, nuestros más sentidos pésames. A los amigos de @nanduti también. Los servicios de Humberto a la libertad de prensa no tienen retribución posible”.
El periodista e historiador Bernardo Neri Farina: “Cuando en los tiempos recios mucha gente cerró sus puertas y pidió que el pueblo callara, él abrió sus micrófonos para que el pueblo hablara. Hizo de la libertad su emblema. Vivió libre y será eternamente libre”.
Para Óscar Acosta “se fue un maestro de la pasión por el periodismo. Los que pasamos por su escuela aprendimos a “ganarle al sol” cada mañana. Me tocó verlo triste y eufórico, fuerte y decidido. No queda más que seguir su ejemplo de entrega al trabajo cotidiano. Gracias Humberto, aquí sigo en algo tus huellas (...)”.