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Una rica y variada colección de libros de su autoría y de otros autores fueron hallados en Mar del Plata, Argentina, antes de la pandemia. Guiones, cartas y anotaciones completan lo que pareciera ser la biblioteca privada del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos. Los manuscritos fueron encontrados por una joven llamada Celina Bríttez, en un contenedor de basura, que estaban destinados a ser quemados. Los rescató, los leyó, quedó encantada con ellos, los registró uno a uno, y finalmente logró desprenderse de ellos, comprendiendo el valor de los mismos y la importancia de que vuelvan al país.
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Los libros están ahora en la Casa Bicentenario Augusto Roa Bastos y hoy fueron presentados oficialmente por la hija del escritor Mirta Roa y representantes de la Fundación Augusto Roa Bastos.
“Esto estaba en un contenedor de basura, listo para ser quemado. Afortunadamente, la persona que la encontró tiene una gran sensibilidad y es lectora. Se llama Celina Bríttez, y ella empezó a leer los libros, no conocía a Roa Bastos y ahora lo conoce, lo ama”, detalló Mirta Roa.
“Tuvo los libros con ella durante la pandemia hasta que decidió que tenía que volver a nosotros. Se comunicó con la embajada y se logró que llegan hasta acá. La primera tanda vino en una camioneta y ahora el resultado lo tenemos a la vista”, añadió.
Además de libros de otros autores, el lote contiene libros de Roa Bastos traducidos al inglés, alemán, polaco, ruso, francés. Hay manuscritos, guiones, cartas y hasta anotaciones hechas para la investigación de su libro “Yo, el Supremo”.
El secreto detrás de “Yo el supremo”
Por su parte, Víctor Jacinto Flecha, presidente de la Fundación Roa Bastos, destacó la importancia de la recuperación de estos libros para el país, la literatura paraguaya y especialmente para la familia de Roa Bastos.
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“Estamos agradecidos con todos los que vienen a festejar con nosotros este magno acontecimiento. Esto es como un cuento maravilloso de Roa, escrito después de muerto. Es un rescate extraordinario. Hoy los investigadores pueden rastrear los rastros de ‘Yo, el Supremo’. Roa decía que para escribir, hay que leer mucho y cuando ve uno estos libros, todos con anotaciones, se ve que estaba trabajando en eso, entonces hay rastros que los críticos, expertos, pueden rastrear”, apuntó.
“Roa decía que nunca se entendió ‘Yo, el supremo’. Nadie descubrió el secreto de ‘Yo, el Supremo’. Yo tenía vergüenza de preguntarle cuál era el secreto”, comentó entre risas Flecha.
“La fundación está de fiesta, la literatura paraguaya está de fiesta. Es un hallazgo maravilloso, que nos da posibilidades extraordinarias para seguir estudiando la obra de Roa”, destacó.