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Después de la pandemia, recién ahora se congregó de vuelta sin restricción alguna la comunidad cristiana de este distrito y de comunidades aledañas, que tienen como patrono de este municipio a San Buenaventura. La misa celebrada por monseñor Celestino Ocampo se realizó en la explanada de la parroquia donde llegaron los promeseros y los devotos del santo patrono.
Ocampo refirió a los cristianos presentes que como “laicos tenemos una misión que de alguna manera estamos involucrados con la iglesia, tenemos que salir y llegar a esos hermanos e invitarles y animarles a que se acerquen a participar de la misa, que reciban a Jesús en la eucaristía y que siempre se alimenten de la palabra de Dios”.
Además pidió llevar una vida coherente, honesta, generosa y servicial, que son los valores que van a marcar la diferencia y eso va a llamar la atención de muchos y van a querer “venir a participar con nosotros, en las celebraciones como iglesia”.
Recordó también que los primeros cristianos se reunían asiduamente para escuchar las enseñanzas de los apóstoles, participar de la eucaristía, rezaban en común, vivían la solidaridad, se ayudaban mutuamente y nadie pasaba necesidad entre ellos, porque los más pudientes ponían a disposición sus bienes.
Refirió que es un llamado de atención y la gente decía “cómo se quieren esos cristianos, cómo se aman, se ayudan y son solidarios”, ese compartir hacía que mucha gente se adhiriera a los grupos de cristianos, y así fue creciendo la Iglesia, por atracción, porque dentro de la iglesia “no hacemos proselitismo y lo que atrae es el testimonio de vida”.
El prelado manifestó que como cristianos, “todos debemos apuntar a tener testimonio de vida y más que nunca en este tiempo de laicado se pide dar ese testimonio de comunicación con la gente, eso espera que como sacerdotes vivamos primero esa comunión como clero, de dar testimonio de comunión, de unidad, de fraternidad y de esa manera hacer lo que siempre Jesús quiso de nosotros: amar los unos a los otros”.
Agregó que la sinodalidad propone una actitud de escucha porque muchas veces cuesta escuchar, “todos queremos hablar, pero no queremos escuchar y esa es la realidad, por lo que se pide escuchar, optar por el diálogo, oración, discernimiento, pero que también supone ponernos de acuerdo para fijar meta, para el efecto se debe dialogar para llegar a un acuerdo”.
Agregó que llegar a una meta muchas veces implica que debemos renunciar a nuestros puntos de vista por algo mejor, elegir el camino adecuado que muchas veces implica dejar de lado los fanatismos, caprichos y buscar por sobre todas las cosas la voluntad de Dios que siempre va ser mejor para todos.
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Pide llevar el ejemplo de vida de San Buenaventura
Asimismo, el religioso describió a San Buenaventura como doctor, obispo, un gran intelectual, estudioso pero también muy humilde. Para él, la perfección cristiana, más que en el heroísmo de la vida religiosa consiste en hacer bien las acciones ordinarias, la fidelidad en las cosas pequeñas es una virtud heroica, decía el santo patrono.
En ese sentido, monseñor manifestó que por ello, la fidelidad constituye una constante de la crucifixión del amor propio, un sacrificio total de la libertad, del tiempo y del afecto. Significa ir dejando de lado aspectos personales en pos de algo mucho mejor para la Iglesia y para nuestras comunidades cristianas.
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El santo patrono tenía un celo muy grande por las almas y la salvación de las personas y él se entregó con entusiasmo a la tarea de cooperar en la salvación de sus hermanos, como exigía la gracia del sacerdocio. La energía con que predicaba la palabra de Dios encendía los corazones de sus oyentes, dictada por un ardiente amor constante a los fieles de Dios.
Devoción y fe al santo patrono
Después de dos años de estar encerrados, varios padres de familia y abuelos de los niños llegaron hasta la parroquia local vestidos con la indumentaria que destaca al santo patrono San Buenaventura, y de esa forma participaron de la santa misa y cumpliendo con la promesa de que si nacían sanos, o si se curaba aquellos aquejados de alguna enfermedad llegarían a visitarle en su día.
Este el caso del matrimonio del Dr. Walter Caballero y su esposa Dra. Ingrit Ochoa de Caballero, que llegaron con su hija de cuatro meses en brazos, Maryam Adylene, para agradecer porque nació sana.
La mamá de la pequeña comentó que se trató mucho y después de 7 años, luego de tener a dos hijos, esperaba volver a tener una nena, pero durante el embarazo sufrió preeclampsia y le pidió a San Buenaventura que quería que sea nena y que nazca sana. Se cumplió la petición y hoy “venimos con el papá y mi hija a cumplir esa promesa”, manifestó emocionada.
Asimismo, se vio a otro bebé de dos años y dos meses que llegó en los brazos de su mamá Leyla Basabe, quien también padecía de preeclampsia y su bebé había nacido con cólico pero se encomendó que si su hijo se mejoraba llegarían junto al santo patrono y cumplieron dicha promesa.
Por otro lado, encontramos al abuelo Diego Fleitas, con su nieta Diana Belén, de 3 años, quien junto a su abuela Olga Gamarra fueron también a cumplir la promesa por haber nacido sana y que la siga protegiendo; “es para mantener la tradición y por la devoción al santo patrono”, dijeron los abuelos.