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Rodolfo Santacruz se había sometido a una cirugía del corazón y estuvo hospitalizado por 45 días en el Hospital Central del IPS, donde, además, le amputaron ambas piernas, recuerda su esposa, Karina Galeano.
Cuando el calvario por fin parecía acabar, Rodolfo se infectó de KPC, una superbacteria inmune a casi todos los antibióticos que lo llevó a su muerte en contados días.
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A tres meses de haber comenzado aquel infierno, Karina no deja de lamentar el no haber buscado la opinión de otros médicos y dice que es algo que “nunca se va perdonar”.
Rodolfo había acudido al IPS Ingavi por otros estudios, pero estando allí, un médico, sin ningún tipo de contemplaciones, le adelantó su muerte. “Este doctor le dijo sin ningún tipo de humanidad que su caso era grave y que iba a morir si no se operaba ya”, recuerda Karina.
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Ante ese alarmante aviso, Rodolfo se hospitalizó en el Hospital Central esa misma noche y se sometió a una operación dos días después.
Carencias y suciedad inundan el IPS
“Pasamos y vimos de todo estando allí. Faltan medicamentos, insumos, médicos y por sobre todo limpieza, desinfección constante de sitios tan importantes como la sala de terapia intensiva”, dice Karina.
Sobre la falta de médicos, ella recuerda que cada fin de semana la atención hospitalaria era responsabilidad casi exclusiva de los médicos residentes y que si había alguna emergencia, la situación debía ser controlada mediante una llamada al médico responsable.
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Una agenda en donde Karina anotó todos los detalles de cada uno de los días que padeció con su amado esposo en la previsional le sirve ahora como recordatorio constante de que “prefiere morir en su casa que internarse en el IPS”.