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Con una asistencia multitudinaria, se realizó la celebración de la solemne misa por el XII aniversario de la Dedicación de la Catedral de San Lorenzo. En la fecha también se rememora XXII Aniversario de Erección Canónica, como también posesión canónica del primer Obispo diócesano, Monseñor Adalberto Martínez, quien actualmente es arzobispo de la Arquidócesis de la Santísima Asunción, y que además fue nombrado recientemente como el primer cardenal paraguayo de la Iglesia Católica por el papa Francisco.
La homilía celebrada por Monseñor Joaquín Robledo, obispo de San Lorenzo, tuvo como tema central el amor al prójimo. Recordó las lecturas que se centran en el Amor a Dios sobre todas las cosas, así como también al prójimo. Además, pidió que las enseñanzas dadas por Jesús sean siempre recordadas y estén presente en la vida diaria sin importar quienes sean las personas que se encuentren cerca.
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“Dios nos invita a que vivamos nuestra vida en el amor y que imitemos las enseñanzas que nos dio y que están plasmadas en las lecturas. Recordemos que el odio solo produce daño, recordemos la violencia y el feminicidio que se dan a diario en nuestra sociedad, eso es producto de la falta de amor”, reflexionó Monseñor Robledo.
Luego de compartir de la palabra y la eucaristía, volvió a recordar que el día hoy la comunidad religiosa de la Catedral de San Lorenzo se celebra la Dedicación de la Catedral de San Lorenzo y compartió con todos los presentes un “viva la Catedral de San Lorenzo”, y felicitó a todos los fieles católicos que se encontraban dentro del templo.
La Catedral y el símbolo de la dedicación
En un espacio especial, en la parte derecha frente al altar, los colaboradores de la Liturgia prepararon un espacio especial para recordar la Dedicación de la Catedral de San Lorenzo, en cuyo centro estaba la imagen de la Catedral rodeada por las 22 parroquias que dependen de la Diócesis de San Lorenzo.
Como representación de todas las casas parroquiales fueron encendidas 22 velas que representan la luz hacia el camino que se deben conducir, ayudados de la colaboración, armonía y trabajo en equipo, para el servicio a la comunidad católica.