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Monseñor Collar Noguera presidió este domingo la misa del Corpus Christi en la Catedral de San Juan Bautista, Misiones. Terminada la ceremonia religiosa, el obispo llevó la custodia del Corpus Christi en procesión alrededor de la plaza Mariscal Estigarribia y de regreso a la Catedral.
En su homilía, monseñor Collar Noguera explicó que la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo es una invitación para meditar sobre el misterio eucarístico, que para muchos bautizados tiene el amargo sabor de la obligación.
“Cada domingo somos invitados a sentarnos a la mesa del Señor y alimentarnos con el pan de vida y el cáliz de salvación. Es como si perteneciéramos a ese grupo privilegiado de los discípulos que asistieron a la Última Cena”, dijo monseñor Collar.
Señaló que en el evangelio según San Lucas se relata la multiplicación de los panes. “Este milagro es como la anticipación de lo que será el pan eucarístico de la vida de las comunidades”, expresó.
Añadió que Jesús realizó el milagro de dar de comer a unas cinco mil personas a partir de cinco panes y dos pescados.
Señaló que el evangelista cuenta que después de quedar satisfechos todos los presentes sobraron doce canastos de pan. “Este relato contiene un mensaje eucarístico: el pan que nos ofrece el Señor es el pan de la palabra y el pan eucarístico que satisface nuestras necesidades profundas. Es el pan de la vida eterna”, aseveró el obispo.
Monseñor Collar dijo que la participación en la eucaristía dominical es un elemento central de la vida de fe de los cristianos. “La relación con el Dios que nos ha sido revelado por Jesucristo necesita ser vivida dentro de una comunidad que se reúne para alabar a Dios, agradecer sus beneficios, nutrirse de su palabra anunciada por la Iglesia y compartir el pan de vida. El Concilio Vaticano II afirma que la Eucaristía es cumbre y fuente de la vida cristiana”, expresó.
Encuentro de Dios
Explicó que el contacto con la palabra de Dios ayuda al reencuentro “con nosotros mismos”, con los hermanos y con Dios. “Al acogerla en nuestro interior cicatrizamos las heridas interiores y recuperamos las fuerzas para continuar asumiendo nuestras responsabilidades”, dijo.
Agregó que “el Señor invita a los fieles a alimentarse con el pan de vida. En Él encontramos la satisfacción definitiva de nuestros anhelos y búsquedas. Este encuentro dominical con el Señor está caracterizado por la generosidad sin limites; el amor de Dios hacia nosotros no conoce restricciones”.
El amor de Dios invita a sentir de cerca a todos aquellos que atraviesan situaciones difíciles de la vida, especialmente en este tiempo de post pandemia. Las familias víctimas de injusticias, los jóvenes sin horizontes, los pobres, los ancianos, los enfermos en los hospitales, en la vecindad, los que buscan trabajos dignos. De nada sirve celebrar la eucaristía y ser indiferentes al prójimo que sufre.
“La eucaristía debe encender y dinamizar ese amor generoso en el corazón de todos aquellos que la celebran con fe y devoción”, enfatizó monseñor Collar Noguera.
Gira pastoral por Ñeembucú
Monseñor Pedro Collar Noguera realizó días anteriores de la semana y ayer, sábado, una gira pastoral por Ñeembucú. Celebró la misa en varias parroquias de Virgen del Rosario de Mayor Martínez, Virgen del Carmen de Desmochados y Santa Rita de General Díaz. Visitó a las comunidades de San Cayetano, Costa Poí, Potrero Zarza, Cabrera Cue, Tres Coronas, Caaguycupe, Potrero Bordón, Loma i, Ybycuí, Puerto Itá, Arroyito, Puesto Torres, Loma Rincón, Velazque Cue y Loma Guazú.
En su gira pastoral, el obispo se reunió con el Consejo Económico y Pastoral de las parroquias, con los directores, docentes y estudiantes de colegios y escuelas. También con las autoridades municipales de tres municipios, con quienes dialogó y exhortó a la búsqueda del encuentro, el entendimiento en base el diálogo social a fin de lograr el desarrollo integral de las personas y de las comunidades. Asimismo, visitó a las familias y a los enfermos.
Monseñor Collar Noguera culminó su recorrido el sábado 18, en Mayor Martínez, con una misa y procesión del Corpus Christi.