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Los pacientes oncológicos tratados en el Instituto Nacional de Cáncer (Incan), carecen desde hace tiempo de numerosos medicamentos, en su mayoría de precios sumamente elevados, que llegan a costar cerca de G. 50 millones por ampolla o caja.
Además de la falta de fármacos, hay constante déficit de insumos y reactivos laboratoriales, requeridos constantemente para el diagnóstico clínico del paciente a ser tratado.
Mientras la escasez de medicamentos, insumos y reactivos arrasan con el Incan y los menos favorecidos se manifiestan frente al nosocomio, el doctor Julio Rolón, director del hospital, encabeza actos políticos en compañía de funcionarios a su cargo, pacientes oncológicos y familiares. El médico es precandidato a senador por el movimiento Fuerza Republicana del Partido Colorado.
Estos encuentros proselitistas que el doctor Rolón comparte en sus redes sociales, provocaron ayer la indignación ciudadana, que denuncia que una vez más se están usando las necesidades de los enfermos para hacer política partidaria.
Tras las críticas, el director del Incan eliminó su publicación, en la que mencionaba a los pacientes oncológicos.
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Consultada al respecto, Juana Moreno, secretaria de la Asociación de Pacientes de Cáncer y Familiares (Apacfa), prefirió no dar declaraciones, asegurando únicamente que: “la Apacfa está por encima de cualquier acto político y de cualquier color”.
Faltan medicamentos sumamente costosos
La representante de la asociación declaró, no obstante, que actualmente hacen falta medicamentos de costos sumamente elevados.
Entre las carencias citó, por ejemplo, la falta de enzalutamida, droga utilizada en pacientes con cáncer de próstata y que tiene un costo de G. 40 millones por caja.
“El consumo mensual de enzalutamida, solamente contando a los pacientes del Incan, es de 100 (pacientes)”, sostuvo Moreno, al tiempo de indicar que cada caja de esta droga tiene 120 comprimidos que el paciente utiliza por 30 días.
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Otro medicamento en falta es el pembrolizumab, utilizado para combatir distintos tipos de cáncer. Este fármaco tiene un costo que ronda entre los G. 35 millones a G. 44 millones por ampolla.
Según Moreno, también son alrededor de 100 las personas que por mes hacen uso de esta droga. “En decir que en este momento tenemos más de 100 pacientes que están sin su medicación. Esta droga se aplica de acuerdo al protocolo indicado por el médico”, dijo.
El otro fármaco quimioterápico en falta es dacarbacina, utilizado en el tratamiento de varios tipos de cáncer, como el melanoma, linfoma de Hodgkin, carcinoma de islotes pancreáticos y algunos tipos de sarcoma. El costo del mismo ronda entre los G. 250 mil y G. 275 mil por ampolla, aseguró Moreno.
“El consumo mensual de la dacarbacina es de 150 (pacientes). Los pacientes realizan su sesión con pembrolizumab y dacarbacina cada 21 días, pudiendo ser utilizadas dos o tres ampollas por sesión“, explicó.
También faltan reactivos
La falta de reactivos es otro de los reclamos realizados por los pacientes con cáncer. En el Incan, por ejemplo, denuncian la carencia de cassette para inmunohistoquímica y otros reactivos para hepatograma, así como también marcadores tumorales.
Según indicó Moreno, la mayoría de los reactivos requeridos para el diagnóstico médico del paciente se tienen de forma discontinua en el Incan, ocasionando estas carencias varios contratiempos en el tratamiento del enfermo.
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Desde hace tiempo, los familiares y enfermos oncológicos tratan de exponer la deuda histórica del Ministerio de Salud Pública (MSPBS) con los enfermos de cáncer.
Aseguran que la situación recrudeció tras declararse en Paraguay la emergencia sanitaria por la pandemia del covid-19, momento desde el cual los pacientes oncológicos dicen que fueron dejados de lado, ocasionando este abandono que un sinnúmero de enfermos de cáncer interrumpan sus tratamientos.