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Aunque habitualmente las serpientes venenosas que habitan Paraguay no son agresivas y suelen ser menos activas en meses de frío, recientemente se produjeron varios ataques que pusieron en alerta a la población.
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Por eso es oportuno recordar cuáles son las especies de víboras que habitan en el país y cómo pueden ser fácilmente identificadas, ya que esto es sumamente importante a fin de que los médicos puedan administrar el tratamiento adecuado en caso de mordeduras.
Jarara, en español yarará (Bothrops alternatus)
Una de las serpientes venenosas más comunes en Paraguay y en toda la región, caracterizada por el particular patrón con forma de riñón en su piel. Alcanza habitualmente una longitud de entre 80 y 120 centímetros, aunque se han registrado ejemplares de hasta dos metros de longitud.
Naturalmente no son consideradas agresivas y los casos de ataques de estas serpientes a humanos normalmente solo se dan si los animales son provocados, o cuando una persona tropieza accidentalmente con ellos.
Si bien su veneno suele causar daños posiblemente graves en los tejidos que pueden tener efectos neurológicos como convulsiones o desmayos, las mordidas de yarará no suelen ser fatales.
Cascabel tropical austral, en guaraní mbói chini (Crotalus durissus terrificus)
Famosa por el “cascabel” en su cola y el particular sonido que esa parte de su cuerpo hace, la serpiente cascabel recibe en Paraguay el nombre de “mbói chini”, identificable también por sus manchas geométricas grisáceas con bordes blancos y negros.
Suelen crecer hasta los 180 centímetros de longitud y administran un veneno neurotóxico capaz de causar parálisis progresiva, ceguera, desórdenes auditivos y posiblemente parálisis respiratoria que podrían tener efectos fatales si no se recibe tratamiento.
Coral, en guaraní mbói chumbe (Micrurus corallinus)
Una de las serpientes venenosas más famosas del mundo, caracterizada por patrón de franjas rojas, negras y blancas en la piel. En Paraguay recibe el nombre de “mboi chumbe”.
Habitualmente crece solo hasta los 70 centímetros de longitud y suele ser encontrada principalmente en el departamento de Alto Paraná. Debido a su baja agresividad, los ataques a humanos son muy poco frecuentes, pero su veneno es una neurotoxina enormemente potente y puede causar la muerte con rapidez produciendo una parálisis neuro-muscular que ocasiona un paro respiratorio.