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El plan de Paraguay para lograr avanzar en el status sanitario y acceder a la certificación de país libre de fiebre aftosa sin vacunación, apunta a dejar de inmunizar el hato ganadero desde el 2025, que está en línea con el Programa Hemisférico de Erradicación de la Fiebre Aftosa (Phefa) y el Plan de Acción 2021-2025, según información del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa).
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Sin embargo, en el sector productivo no hay consenso para que de aquí al 2025 se concrete el proceso de levantamiento de la vacunación contra la fiebre aftosa. En la última Asamblea General Ordinaria de la Asociación Rural del Paraguay (ARP) en abril último, líderes ganaderos regionales de todo el país pidieron que el gremio que los nuclea solicite al Senacsa que aún no se finalice la vacunación contra la aftosa en el 2025.
Los productores argumentan que los niveles de inmunidad contra dicha enfermedad en el hato nacional son muy altos y no existen las condiciones en la región para tener 100% de seguridad de que no ocurra un evento en años posteriores.
En ese sentido, el presidente de la OIE, Dr. Hugo Idoyaga, en entrevista con ABC Color, manifestó que el Phefa debe ser mirado como una oportunidad, pero que los avances, mejoras y ajustes sanitarios hay que hacerlas en épocas de paz, es decir que debe existir consenso entre el sector público y privado para que sea exitoso.
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“El Paraguay está en una situación sanitaria extremadamente importante y muy buena, que pone en alto la producción pecuaria del país”, destacó.
Aprovechó para dar una opinión personal al respecto, como experto: “Una apreciación muy personal es que el país debe sentar las bases, para el levantamiento de la vacunación a mediano plazo, porque no se entiende seguir vacunando eternamente”, expresó.
Añadió que el paso no se podrá dar de la noche a la mañana, porque el plan debe ser analizado en forma sensata y sin prejuicios, porque dejar de vacunar implicará establecer todo un sistema de control. “Hace falta una compenetración decidida, política y administrativa de parte del Gobierno; pero sobre todo, tiene que haber un convencimiento de los productores ganaderos”, aseveró. Insistió en que se siga trabajando en la “evangelización” a nivel de los productores, sobre la importancia de avanzar en el proceso de la erradicación de la fiebre aftosa.
Opinó que el país no se puede quedar con algo que viene haciendo desde hace 60 años, porque hay oportunidad de negocios que se va a presentar si se deja de vacunar y van a ser mejores si se está preparado.
Además, dijo que existe un abanico de programas sanitarios que deben ser encarados con fuerza por el Senacsa, no solo la campaña antiaftosa, tales como la resistencia antimicrobiana, el bienestar animal, la trazabilidad, entre otros.
La preocupación en OIE
En otro orden de cosas, el presidente de la OIE dijo que la mayor preocupación mundial ahora es el combate a los males zoonóticos, las implicancias de la especies silvestres en el origen de ciertas enfermedades que se transmiten al ser humano.
Por esa razón, destacó que la OIE firmó un acuerdo con varias multilaterales, con la Organizaciones de las NN.UU. para el Medio Ambiente, con la Organización Mundial de la Salud, para encontrar soluciones conjuntas a las enfermedades zoonóticas emergentes, por ejemplo, la viruela del mono.
Proceso de reducción gradual
El Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) está ejecutando desde hacer varios años un cronograma de disminución gradual de la vacunación, en el marco del cual, de tres campañas por año se bajó a dos; y el proceso de disminución pasó posteriormente a 1,75 campañas por año, para después pasar a 1,25 anual y finalmente, llegar a solo 1 por año. Si comparamos las campañas de vacunaciones anuales, vemos que en 2017 se aplicaron unas 35 millones de dosis de antiaftosa al hato ganadero, y para el 2021 la cifra se estimó en cerca de 18 millones de dosis de vacunas contra la fiebre aftosa.