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“Ya estamos en guerra, ya no retrocedemos. Vamos a encender esto”, señala un audio en el grupo de los aché de esta comunidad que están en pleno preparativo para atacar a los campesinos que tienen ocupadas unas 2.000 hectáreas pertenecientes a dicha parcialidad. La invasión del inmueble data del 2018.
Según indicaciones hechas desde el grupo de la comunidad Chupapou, compuesta de 8.000 hectáreas y habitada por aproximadamente 1.000 indígenas la movilización ya se inició y de no haber una respuesta urgente de las autoridades, esta semana atacarán a los invasores con arcos y flechas.
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Puede haber derramamiento de sangre, advirtieron. Dentro de ese marco que busca el desalojo de las tierras de los originarios, los líderes de la comunidad ordenaron el cierre de las principales calles internas de la colonia.
Se dio orden para que nadie entre en los montes, ya que los guerreros de la comunidad están esparcidos por la zona, esperando la orden de atacar.
Los aché en reunión permanente
Los aché se declararon en reunión permanente, mientras otros líderes están viajando a la capital para renovar la denuncia sobre la situación en la comunidad y el inminente peligro de enfrentamiento entre indígenas y campesinos.
Para el martes anuncian la presencia de autoridades de varias instituciones del Estado que participarán de una reunión interinstitucional, en busca de una salida al peligroso conflicto.
Antecedentes
Según la denuncia radicada por Agustín Krombegi, líder aché, ante la fiscalía zonal de Curuguaty en el 2018, un grupo de campesinos bajo la denominación de “Comisión 8 de Diciembre” invadió unas 2.000 hectáreas de la finca propiedad de los aché.
El grupo estaba encabezado por Alberto Ramírez Cuenca y María Dolores Escurra.
En prosecución a dicha denuncia, el 23 de agosto de ese año, funcionarios de la Dirección de Derechos Étnicos se constituyeron a la comunidad indígena Chupapou que constató la presencia de unos 150 campesinos en el lugar.
De allí en adelante fueron constituidas distintas comitivas de instituciones del Estado para verificar la depredación del monte por parte de los campesinos, y se han formado varias carpetas investigativas.
No frenaron la invasión
Pero no se logró frenar la invasión y actualmente el terreno de 2.000 hectáreas ya está totalmente habitado y depredado.
Los aché pacientemente esperaron que la fiscalía, la justicia y la Policía junto al Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) arbitraran los medios legales para restituirles su propiedad, pero todo quedó en la nada.
Hoy están en plena movilización para expulsar ellos mismos a los campesinos a punta de arcos y flechas.