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El informe de Contraloría es lapidario contra el productor de programas musicales Wilfrido Cáceres Flores -que había sido mano derecha en el anterior periodo del intendente de Asunción, Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista) y su sucesor cuando se lanzó por el rekutú, César Ojeda (ANR, cartista)-, el cual arroja sospechas de malos manejos administrativos de fondos durante la pandemia de covid-19.
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La primera observación que hace Contraloría es que Cáceres Flores ni siquiera hizo constar en su Declaración Jurada el hecho que está casado con Ruth Jazmín Da Silva Almirón, una odontóloga, que es relevante en esta trama ya que a su nombre se realizaron dudosas transacciones, incluida la de su mansión ubicada en San Lorenzo, construida “mágicamente” durante la pandemia.
“Magos” de las propiedades, las hacen aparecer y desaparecer
Cáceres Flores y su esposa Da Silva Almirón registran llamativos movimientos en lo que refiere a propiedades declaradas, como también a las no reportadas. La lujosa vivienda no declarada, ubicada en el barrio Lote Guasú de San Lorenzo, cuyo frente se encuentra sobre la calle 24 de Junio y la salida trasera da a la calle Gutenberg, es una de las que más llamó la atención de Contraloría.
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La CGR logró determinar mediante imágenes satelitales que los dos lotes que componen la propiedad estaban vírgenes dos meses antes de su adquisición a nombre de la esposa de Wilfrido Cáceres. La compra del terreno se hizo en junio del 2020, plena pandemia de covid-19, por el valor de G. 100 millones, cifra a tener en cuenta más adelante.
Un año después de la compra de la propiedad, milagrosamente se erigió en el sitio una fastuosa residencia con piscina y para la cual no escatimaron en lujos, donde Wilfrido Cáceres llegó a recibir a artistas como el vallenatero Alejo Palacios, a quién trajo para filmar uno de sus programas musicales, el cual producía pese a ser funcionario estatal.
Luego supuestamente se vende la propiedad, pero llamativamente hacen constar al mismo precio con el que compraron el terreno, sin ningún costo adicional por la mansión construida, es decir, la “regalaron” a G. 100 millones.
“En fecha 04/08/2021 el funcionario presenta su 2da Declaración Jurada de Bienes y Rentas (DJBR), siendo la presentación de la misma previo a la venta de los inmuebles, sin embargo, entre los activos declarados dicho inmueble no ha sido declarado”, indica el informe de Contraloría, que destaca que las situaciones detectadas “presentan alto grado de sospecha en referencia a las operaciones realizadas” por Da Silva y su esposo Wilfrido Cáceres.
Al tema de las propiedades hay que sumarle que en su DD.JJ.; Cáceres dijo ser propietario de un terreno en Ñemby, del cual en realidad no hay registro alguno, ni a su nombre ni del de su esposa, tanto en el Poder Judicial (Registro de la propiedad) como en la municipalidad local, donde incluso figura a nombre de otra persona.
Vehículos y cuentas no declaradas
Otro hecho grave, en el que de vuelta se ve involucrada también la esposa del exfuncionario municipal, es que no declararon tres vehículos a su nombre, puntualmente un Kia Picanto, un Kia Sportage y una moto Kenton Blitz.
Situación similar con cuentas y préstamos adquiridos por la pareja en tres entidades financieras de plaza, los cuales no declararon como pasivo en las 3 declaraciones juradas que correspondían.
Contraloría detectó una cuenta de préstamo en Banco GNB Fusión (ExBBVA), otra en Banco Continental, tres cuentas en Banco Familiar además de una de tarjeta de crédito en la misma entidad. A esto hay que sumarle que Cáceres adquirió un vehículo a cuotas, operación que tampoco declaró.
Sospechosos depósitos y además pareja “trabaja a pérdida”
Además, se detectaron sospechosos depósitos de dinero por parte de la pareja, que no se condicen con lo declarado con fines impositivos a la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET).
En el lapso de un año, desde septiembre de 2020 al mismo mes del 2021, se suscitan varios depósitos bancarios, como los de enero, donde ingresan a su cuenta G. 32 millones, pero Da Silva reporta para el IVA solamente G. 11.185.000. Wilfrido Cáceres no declaró ese mes ingresos a consignar en el IVA.
A esto hay que sumarle que la Contraloría detectó graves inconsistencias en las finanzas de la pareja, teniendo en cuenta obviamente sus ingresos legales declarados.
Puntualmente la CGR detectó que la pareja tenía un déficit de G. 233.273.584 según sus ingresos y egresos durante los dos periodos que Wilfrido Cáceres presentó sus declaraciones juradas.