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Ortiz dice que declaraciones se prestan a “sugestibilidad”
El diputado Édgar Ortiz (PLRA, llanista) tiene un concepto bastante “particular” sobre las declaraciones juradas, ya que sostiene que se prestan a la “sugestibilidad” (queriendo decir tal vez subjetividad) y que intentar castigar las presentaciones irregulares genera una situación compleja (akã jagua, frase en guaraní para referirse algo que tiene forma extraña o complicada).
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“Todas las declaraciones juradas son sugestivas (sic), desde el momento que puedo decir que mi vehículo cuesta 10, alguien puede decir, no tu vehículo cuesta 11 y ya es una declaración falsa, o sea que bastante akã jagua es este tema y da una sugestibilidad (sic) enorme”, dijo Ortiz durante la sesión de diputados el pasado 20 de abril, justificando su voto a favor de la despenalización de las declaraciones juradas falsas.
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El mismo aparentemente quería referirse al termino subjetivo, es decir, que supuestamente el valor de sus bienes depende de la óptica de cada uno, y no de su valor de mercado.
“Yo voy a hacer nomás una suposición, declaro tener una casa que cuesta G. 100 millones, según mi parecer, y va a aparecer otro frescolín con ganas de perjudicarme y va a decir: No, la casa del diputado Ortiz cuesta G. 200 millones, o cuesta G. 50 millones, ¿entonces yo por eso me tengo que ir preso?”, insistió.
El legislador “desconoce” que lo que se declara es el valor fiscal de una propiedad, definido por el precio de compra del terreno y las mejoras que se introduzcan, considerando eventualmente el precios de apreciación.
Ortiz presentó 3 declaraciones juradas (2008, 2013, 2018) y entre algunos datos llamativos que se desprenden de ellas es que por ejemplo en 2008 declaró G. 2.224 millones en mobiliarios (muebles, electrodomésticos, etc.) y cinco años después, en 2013, dicho patrimonio pasó a ser cero, es decir, desapareció completamente.
Samaniego declaró primer caso de “vacas voladoras”
El diputado Esteban Samaniego (ANR, oficialista) es uno de los más particulares, ya que afirma en sus declaraciones juradas que carece de vivienda, terrenos y vehículos, y en sus posteriores rectificaciones únicamente agregó su hato de ganado vacuno, que se presume están “en el aire”, ya que ni siquiera declara el alquiler de un terreno para mantenerlas.
Su primera presentación de declaración jurada en 2016, cuando era intendente de Quyquyhó, es una burla, y lo peor aún, no muy distinta a las posteriores actualizaciones y rectificaciones presentadas en 2018 y 2020, cuando asumió como diputado.
En 2016, lo único que declaró poseer es unos G. 50 millones en el banco y poco más de 2 millones en efectivo, totalizando un patrimonio neto de G. 52.790.000, sin ningún pasivo. Tampoco dijo poseer vivienda ni vehículo, y su único gasto declarado era el de alimentación, invirtiendo en ello unos G. 800.000 al mes.
Años después, siendo ya diputado, “se acordó” que había sido tenía un hato de ganado y otros gastos.
En 2020 presentó 6 rectificaciones, todas ellas iguales, afirmando que “por error involuntario no declaré los ingresos y gastos como así también animales vacunos”.
En ellas dichas rectificaciones incluyó entre sus activos sus cabezas de ganado, en una dijo poseer 122 cabezas de ganado, valuadas en G. 34.600.000, en otra de la misma fecha, unas 197 cabezas por G. 551.600.000.
Además, sumó sus gastos de alimentación, pagos por servicios básicos, telefonía celular, educación y combustibles por G. 6.000.000 al mes.
El caso de su esposa, la intendenta de Quyquyhó, Patricia Corvalán (ANR, oficialista) es idéntico o aun peor, ya que en su declaración presentada en 2021 afirma tener cero guaraníes tanto de activos como pasivos. Únicamente declaró gastos mensuales por G. 4.600.000.