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La antigua estación incluso fue catalogada como Patrimonio Histórico Nacional, ya que es uno de los primeros edificios construidos para el sistema ferroviario en Paraguay en el año 1861.
Las obras de restauración y puesta en valor de la exestación del ferrocarril de Luque fueron impulsadas por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y costaron más de G. 1.800 millones.
Durante los trabajos de mejoras, desde la empresa constructora, habían manifestado que la Municipalidad de Luque a cargo de Carlos Echeverría, cartista, debía llamar a licitación con suma urgencia para la construcción de un desagüe pluvial en la cuadra que rodea a la exestación del tren, caso contrario, el deterioro de la vieja casona era inminente.
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De hecho, actualmente, las paredes volvieron a agrietarse y a llenarse de humedad. En consecuencia, la pintura cae a pedazos, ya que el edificio se encuentra en una zona baja en el barrio Bella Vista de Luque, y en días de mucha lluvia el raudal impacta con fuerza en los cimientos y paredes del edificio.
Los salones de toda la estructura permanecen vacíos, mientras que en la plazoleta los viejos vagones también se deterioran diariamente. La Municipalidad tenía previsto convertir el lugar en un museo con las piezas de guerra de la época, además de otros artículos para potenciar el atractivo turístico; sin embargo, solo la plaza es usada esporádicamente para algunos eventos culturales y para ferias de artesanos y emprendedores.
También prometieron reutilizar los vagones y destinarlos para bibliotecas, cafetería y otros usos, pero siguen vacíos y caen a pedazos.
De acuerdo a los datos, los trabajos consistieron en la reconstrucción de partes estructurales, restauración de puertas, ventanas y pilares de madera, consumidos por las termitas, revoque con los materiales similares a los utilizados originalmente, para resguardar su apariencia original.
También se colocaron pisos nuevos, se reparó el sistema desagüe pluvial que rodea los cimientos del edificio, y el sistema eléctrico, entre otros. Los trabajos fueron ejecutados por la empresa Mes Trading & Service y duraron casi un año.
Incluso la ciudadanía participó de la fabricación de ladrillos tipo adobe impulsado por alumnos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), para que los luqueños tengan sentido de participación de la restauración del lugar. Dichos ladrillos fueron usados en la reconstrucción de una de las paredes internas y quedaron al descubierto, sin pintura, para su apreciación.
Consultamos vía telefónica a la directora de Turismo de la Comuna luqueña, Luz Borja, sobre los planes que tienen para el lugar y solo respondió que tienen “un proyecto”, pero no dio detalles.