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El Domingo de Pascua, en el que se conmemora la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado, marca el final de la Semana Santa y el inicio del tiempo pascual.
El día fue celebrado hoy durante la misa de Pascua, presidida por el arzobispo de la Arquidiócesis de la Santísima Asunción, monseñor Adalberto Martínez, en la Catedral Metropolitana de Asunción, quien recordó que “nosotros somos testigos” de que a Jesús de Nazaret lo mataron, lo colgaron de un madero y “Dios lo resucitó al tercer día”.
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En su homilía, monseñor Martínez dijo también que ante las repetidas malas noticias, el pesimismo puede llevarnos a ser destructores de las relaciones en la convivencia o a ser autodestructivos.
“Los días oscuros pueden llevar a hundirnos en el pesimismo y la desesperanza. En medio de la tragedia de los vía crucis y las crucifixiones sociales, de las llagas abiertas del sufrimiento humano, no nos quedemos en pesimismos y tristezas; recobremos la esperanza”, pidió monseñor.
El arzobispo recordó en ese sentido que pese a las trágicas muertes, los accidentes, homicidios y suicidios además de las masacres de las guerras internacionales, se debe tener presente el mensaje del papa Francisco que pidió “que se elija la paz” y que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre.
“Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente”, dijo monseñor Martínez, recordando las palabras dichas por el Sumo Pontífice.
En otro momento de su homilía, el arzobispo de Asunción recordó que en este tiempo de pandemia “muchos han dado la vida para sanar a otros”.
Valoró así el trabajo y sacrificio de los médicos, enfermeras, personal administrativo y familiares, a quienes recordó con gratitud y esperanza cristiana.
“No hay amor más grande que el que da la vida por los suyos. Que brille sobre ellos la luz perpetua”, dijo.
Cristo es nuestra pascua
El arzobispo metropolitano mencionó también que la fuerza de la resurrección de Cristo nos ofrece la única esperanza de la liberación por la gracia.
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“Caminemos como hijos de la resurrección, como sus discípulos y misioneros (...) respetando y defendiendo la vida y la dignidad de otras personas ante las amenazas y una cultura de la muerte”, finalizó monseñor.