“Son como pandillas organizadas para un atraco”, afirma economista sobre los que extorsionan con subsidios

“Son como pandillas organizadas para cada atraco al presupuesto público, con una mirada cómplice de los que están más arriba”, describe el analista Prof. Dr. Ángel Devaca Pavón a los que cierran impunemente calles y rutas del país para extorsionar al Estado por subsidios. En esta entrevista, el experto, decano de Ciencias Económicas, Contables y Administrativas de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”, agrega que en este año electoral los funcionarios y los políticos ya ni trabajan y que más adelante podríamos perder nuestra capacidad de asombro ante el despilfarro del dinero de los contribuyentes en la caza de votos.

Prof. Dr. Ángel Devaca Pavón, académico economista.
Prof. Dr. Ángel Devaca Pavón, académico economista.Archivo, ABC Color

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- Usted ya había advertido tanto reparto de subsidios en pandemia. Se acabó todo pero parece que le tomaron el gusto. Subsidian hasta los combustibles...

- Nunca estuvimos de acuerdo con los subsidios. Ya la Biblia en la antigüedad decía que no hay que dar pescado sino que se debe enseñar a pescar. Nunca fue solución y nunca lo será a ningún sector en ninguna economía. La libre competencia es la sabia jueza entre dos litigantes, el vendedor y el comprador o el productor y el consumidor, la reguladora por excelencia del precio. Es la ley perfecta, natural, la llamada oferta y demanda. El Estado no está para regalar dinero del contribuyente. Su rol es gestionar servicios esenciales que no debería estar en el sector privado: la educación, salud, seguridad, jamás hacer vito con el dinero recaudado vía impuesto. Al no producir su propio dinero, el Estado no puede pegarse el lujo de regalar nada a nadie, menos a gente pudiente, a operadores políticos disfrazados como lamentablemente lo hace. Llama la atención que justo se interesan en subsidiar en un año de campañas electorales.

- Aparecen de repente camioneros, campesinos, funcionarios. Amenazan, bloquean pero hay muchas sospechas de que son impulsados por políticos...

- Así es...

- ¿Cuál es su análisis?

- Eso de formar asociaciones de cualquier naturaleza para reclamar subsidios, exenciones, liberación de impuesto o cualquier otro rótulo que se le antoje se parece más bien a un negocio floreciente, tanto para ahijados como para padrinos. Son como pandillas organizadas para cada atraco al presupuesto público con una mirada cómplice de los que están más arriba. Entonces cierran impunemente calles, rutas, hacen paros. Agreden directamente a los que salen a trabajar dando órdenes hasta a las propias fuerzas uniformadas que más bien protegen sus atropellos como hemos visto en la televisión.

- En Caaguazú atacaron una comisaría y los policías desaparecieron del mapa, por ejemplo...

- Duele ver a policías protegiendo perturbadores que no permiten ni el paso de ambulancias con enfermos, menos a trabajadores que arriesgan su empleo si no llegan a tiempo. El trabajo después de la pandemia es un bien tan preciado que se volvió un privilegio. En este país los zorros son hábiles para disfrazar con cualquier denominación los asaltos a la administración del Estado.

- Quién sabe cuántas sorpresas más vamos a tener en estos tiempos electorales...

- Hay que prepararse. Los funcionarios y los políticos ya ni trabajan. Seguramente vamos a ver cosas increíbles de cómo se despilfarra el dinero de los contribuyentes en la caza de votos. Si en los momentos más duros del encierro de dos años al que nos sometieron usaron discrecionalmente nuestro dinero, ahora que estamos entrando en período electoral se sentirán con derecho ganado porque no se castiga lo que hicieron. Quién se olvida de aquel “trato apu’á”, ese senador (Silvio Ovelar, cartista) que fue filmado comprando votos sin ninguna consecuencia...

- La pandemia tuvo su secuela en la economía...

- Es tan lógico adivinar que posterior a la pandemia cualquier economía podía sufrir consecuencias de toda laya. La nuestra no estuvo exenta. Lamentablemente permitimos generosamente que el gobierno se endeudara para equipar hospitales, comprar insumos, contratar médicos y enfermeros, mientras nos anestesiaba con el encierro y el miedo al efecto de la pandemia, aprovechó para despilfarrar ese preciado recurso. Todos los días amanecemos con nuevas onegés que disfrutan de toneladas de dinero sin ningún control ni razón para hacerlo por la generosidad de los gobernantes que salen beneficiados.

- ¿A cuánto llega la deuda pública post pandemia?

- Según publicaciones de diciembre pasado estaba en 13 mil millones y medio de dólares, 34 a 35% del PIB y se esperaba cerrar en casi 14 mil millones, más de 36% a fines de año. Es preocupante cómo endeudaron al país en tan corto tiempo.

- La inflación se salió del molde...

- Paraguay ocupa el segundo puesto en el continente con la inflación interanual más elevada, 9,3%. Dicen que va a sobrepasar 10%. Hay que tener cuidado con la inflación. Ya habíamos advertido antes. Que no nos pase lo que a Argentina y otros países. Lamentablemente ninguna autoridad con poder de hacerlo toma cartas en el asunto. Hoy estamos ante una escalada sin freno. La inflación es el peor impuesto que se aplica a la mayoría indigente del país. Al sumar el gasto público desmedido, la evasión y el despilfarro, tenemos el coctel perfecto para producir pobres. Gracias a los datos que publica la prensa podemos enterarnos de los gastos exorbitantes de nuestros servidores públicos. De cada 100 guaraníes que recauda el Estado se llevan 74. Imagínese lo que queda para educación, salud y otros menesteres básicos, nada...

- ¿Y la evasión?

- Es galopante. El propio Gobierno estima una evasión impositiva superior a 30%. Sectores privados estiman cerca de 50%. Con una buena gestión en el combate a este flagelo tendríamos en tan solo un año dinero suficiente para saldar la deuda pública.

- Conste que tenemos la presión tributaria más baja del mundo: 9% del PIB.

- Así es. Creo que supera un poco el 10%, porcentaje que sigue siendo muy bajo. Pero en realidad es demasiado alta para lo poco que se recibe a cambio. ¿Cuánto de lo recaudado por esa presión tributaria se destina a educación de calidad?. Parece mentira, la historia de nuestro país, salvo raras excepciones, registra una ausencia de inversión elemental del Estado en este preciado derecho humano fundamental. Así como estamos es imposible salir del atraso. Nuestra pobreza efectiva y verdadera es la cultural.

- ¿Es cierto que el 6% (del PIB) lo aporta la gente común, de la clase media que paga el IVA y los impuestos al consumo?

- Es un porcentaje estimado que no debe estar lejos de la realidad, puede ser superior inclusive. El aporte de la gente pudiente en estos impuestos es absolutamente marginal. La mayor parte pagan aquellos que consumen bienes y servicios gravados por esos impuestos.

- La cuestión no se detiene solo en el robo o el despilfarro sino en desperdicio de los tiempos de equilibrio y de bonanza.

- Y se tira todo el peso al Gobierno que viene. Tuvimos tiempos fantásticos de producción en abundancia, pero no se combate el contrabando. Consumimos productos venidos de afuera que no pagan impuestos. Los formales no alcanzan para más, solo ver impotentes cómo los paniaguados se llenan los bolsillos y se pasean orondos como grandes señores. El resultado, como se ve es de miles de pymes (pequeñas y medianas empresas) cerradas y quebradas por deudas. Recuerde que, en los primeros meses del encierro, algunas entidades como IPS que reciben aportes de las empresas, permitían que no se pague por marzo, abril y mayo y amortizarlos hasta en 18 meses. Pasados esos tres meses fue un calvario honrar el compromiso. Muchas empresas siguieron sin trabajar y se vieron obligadas a pagar no solo las amortizaciones de los aportes atrasados sino también los aportes mensuales que las ahogaron directamente. Entonces, no tuvieron otra alternativa que cerrar. Situaciones como estas ampliaron geométricamente la pobreza. El efecto parate por la pandemia recién empieza a aparecer.

- Pero ¿hay por lo menos generación de recursos?

- La economía tiene su ciclo, a veces bueno a veces malo. Estamos en lo segundo. Como decía, la pandemia está surtiendo efecto. Iremos experimentando distintas facetas. Si no hay producción no hay ingreso, por tanto, el consumo que seguimos teniendo se cubre con deuda, lo que empeora la enfermedad...

- “No hay almuerzo gratis”, como decía Milton Friedman...

- Claro. Alguien paga, aunque no se vea en ese momento. No hay deuda gratis, todo tiene su costo...

- Pero aquí los responsables de la economía dicen que pudo haber sido peor sin los subsidios...

- No creo. Nos hubiera ido mejor si se generaba empleo, ¿o acaso el empleo contagia el virus? ¿Cuántas manifestaciones, aglomeraciones se registraron y no se incrementaron desproporcionadamente los contagios? Honestamente pienso el encierro fue una equivocación, en vez de trabajar y tener hoy pan. Las consecuencias están a la vista.

- Las autoridades dicen que pudo haber sido peor si el Estado no empleaba a tanta gente, porque no hay trabajo...

- A mí lo que me impresiona son los salarios que ostentan y el beneficio que gozan clanes familiares enteros con empleos dentro del Estado. Pienso en los contribuyentes. Cada vez con más insistencia escuchamos hablar de aumentar los impuestos para cubrir ese barril sin fondo al que llaman Estado. Cubren el déficit con endeudamientos, muchos de ellos disfrazados.

- ¿Y el conflicto internacional, la invasión de Rusia a Ucrania? ¿Cuál es la perspectiva?

- Pareciera ser que la guerra va para rato. Tengo una expectativa acerca de una mejor performance de la economía a pesar de la interrupción de nuestra exportación de carne y granos a Rusia. La naturaleza parece que nos dará la mano este año con una buena producción primaria y los precios internacionales. La esperanza es que la inflación se detenga y baje. Es posible que terminemos el año en un crecimiento vegetativo o cerca del cero al menos.

- ¿Cómo se puede garantizar la protección del consumidor? En el sector privado también abusan con los servicios...

- Estamos en un limbo. El ambiente es propicio para todos aquellos oportunistas que se aprovechan de la debilidad, el desorden y la falta de autoridad de los administradores del Estado. En mi casa hace años que no tengo línea, pero la factura de Copaco llega religiosamente cada mes. En la oficina tengo como cinco o seis mil líneas sin funcionar. Al reclamar, la excusa es que se roban los cables. Roban al Estado y el Estado roba a los usuarios. Así de sencillo.

- ¿Quién corrige el desorden?

- Nuestra única salvación es la educación y me llamó la atención la cantidad de carreras universitarias cerradas recientemente por el Cones (el Consejo Nacional de Educación Superior) por irregularidades y la increíble reacción de los responsables de esas carreras que responden con intimaciones y amenazas. Operar con discrecionalidad es la normalidad en este país. En el Paraguay necesitamos desarrollar nuestras potencialidades como personas civilizadas y actuar en consecuencia. Se viene un período de crecimiento económico mediante el uso de herramientas digitales. Es un gran desafío para los centennials. Tenemos que estar preparados. La formación profesional tiene que ser seria. No se puede tolerar más la existencia de garages para formar a nuestros jóvenes.

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