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Rubén Medina y Claudia Lezcano, padres de un cadete que fue expulsado de la Academil a inicios de marzo por un supuesto robo, ampliaron la denuncia por presunta tortura que habría sufrido su hijo, que estaba en el tercer año. La presentación se realizó en la Fiscalía de Capiatá.
“En el caso de mi hijo son varios episodios que vamos recordando. Uno fue hacerle fumar en el trípode (una posición en donde el torturado se pone cabeza abajo y se sostiene con ella) y luego apagar el cigarrillo en la nariz. Introducen en las fosas nasales y allí apagan el cigarrillo. Me presenté en la Fiscalía para declarar respecto a la coacción y momentos psicológicos, emocionales, que me hicieron pasar cuando fui allí...”, relató la madre en conversación con ABC TV este viernes.
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El caso
De acuerdo a lo relatado por Lezcano, militares le avisaron que su hijo había cometido un robo. Cuando fue al sitio para interiorizarse, los responsables tenían un documento en el que ya definieron su expulsión y le dijeron que podía elegir solo entre la expulsión o que el cadete vaya preso a la cárcel militar de Viñas Cue.
“Vía telefónica me avisan que mi hijo robó y que eso era grave. En ese momento me ofrecen la opción de lo que ellos estaban diciendo ya, que mi hijo era culpable y que iba a ser expulsado (...) Sin poder defenderse, él ya era culpable”, expresó la madre.
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Ese documento de expulsión, que Lezcano finalmente firmó, decía que el cadete estaba en buen estado de salud, algo con lo que la mamá no estaba de acuerdo. “Es allí en donde me siento coaccionada. En esa misma acta dejo constancia de puño y letra que voy a llevarle a mi hijo a que reciba asistencia, que yo no estaba de acuerdo”, precisó.
El documento, al que tuvo acceso ABC pero que no es publicado por contener muchos datos privados, efectivamente presenta esa aclaración hecha por la madre el 11 de marzo de este año.
El hijo de ambos, que sigue expulsado, recibe contención psicológica por parte de la Fiscalía. “Le truncaron la vida con esto. Él quería ser piloto. Él es inteligente. Tenemos que comenzar desde cero, pero él está vivo con nosotros. Él tiene acompañamiento psicológico, le agradezco a la Fiscalía. Él no quiere salir a la calle, relacionarse con nadie”, lamentó su padre, Rubén Medina.
Desde marzo
Las denuncias por torturas tanto en la Academia Militar como en el Liceo Militar comenzaron a inicios de marzo. Hasta hoy, involucrarían a más de 30 jóvenes cuyas familias se animaron a formalizar las denuncias que no habían hecho por temor a represalias.
Luego de una reunión de unos 30 padres de cadetes del Liceo Militar Acosta Ñu de Ypané (Licemil) con el comandante, coronel Carlos Rafael Martínez, sobre los hechos de violencia, algunos contaron que entre las denuncias de tortura figuran apretones con tijera entre los dedos hasta llegar al sangrado, golpes en la nuca y en la cabeza casi al grado de desvanecerse. Mencionaron además golpes con fusil en el estómago y la espalda.
El caso más grave que se denunció hasta ahora fue el de Alcides Ariel Mancuello Figueredo, internado en el Hospital Militar tras haber recibido una presunta golpiza que le causó la rotura de las costillas.
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Los mandos militares niegan todas estas acusaciones y, en el caso de Mancuello, dijeron que él “subió a un árbol de eucalipto para bajar las hojas” y luego “se empezó a balancear por una de las ramas y esta se soltó. El cadete se cayó de espaldas en el suelo y ahí se golpeó la espalda”, según César Arístides Caballero García, comandante de la dirección de la Academil.
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Tras las denuncias, intervino Miguel Godoy, titular de la Defensoría del Pueblo, quien indicó que la Fiscalía de Derechos Humanos será la encargada de llevar adelante todas estas investigaciones.