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La orden de matar a Ortellado Villalba habría sido dada por Adelio Adalberto Gómez Benítez, condenado a 30 años de cárcel por ser el autor de un quíntuple homicidio registrado en junio del 2013, quien está preso en la Penitenciaría de Ciudad del Este.
Gómez Benítez habría contratado a sicarios y ordenado dos ataques contra Ortellado: uno el 10 de marzo pasado en su casa de Itanará, Canindeyú, y el otro el sábado pasado, en donde los asesinos dispararon contra la víctima, que estaba siendo trasladada en ambulancia. En ese episodio también murió su esposa, Telma Rosa Bernal.
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“Lo que estamos haciendo es iniciar un proceso de intervención del penal para controlar a los funcionarios del acceso (...) Vamos a ver si la llamada salió o no del penal y si de allí salió la orden”, dijo este lunes el ministro de Justicia, Édgar Olmedo, en conversación con radio ABC Cardinal.
Además, el ministro dijo que ordenó la intervención de Asuntos Internos de la cartera a su cargo para que se investigue por qué Gómez tenía consigo un teléfono celular y quién dejó que el dispositivo entre a la cárcel. No descartó desvinculaciones, pedido de procesos o cambios en esa dependencia.
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El allanamiento de la celda de Gómez se realizó el sábado de noche. Allí se encontró un teléfono Samsung, modelo A6, en poder del recluso. En el dispositivo se encontraron conversaciones y llamadas que mantuvo con los sicarios, quienes también ya están identificados. El caso se maneja como un posible ajuste de cuentas por narcotráfico.
Adelio Adalberto Gómez Benítez está condenado a 30 años de cárcel por ser el autor del quíntuple homicidio registrado en junio del 2013 en un campo de cultivo de marihuana en el distrito de Itakyry, al noroeste de Alto Paraná. En aquel entonces, Gómez Benítez, con apenas 22 años, ya tenía en su historial criminal cuatro casos de homicidio doloso.
Recluso tenía la llave de sus esposas
Olmedo dijo también hoy que hay una serie de procedimientos en las diferentes cárceles del país y que lo que más se incauta son armas blancas y droga.
En ese sentido, habló de la complicidad de los funcionarios de las cárceles. Contó, por ejemplo, que un preso de Tacumbú fue a una audiencia al Palacio de Justicia y, mientras se le requisaba, se encontraron las llaves de las esposas que tenía en ese momento. La presunción es que iba a intentar fugarse.
Finalmente, a raíz de este hecho, el ministro de Justicia manifestó que volverá a insistir en que las audiencias de los reclusos sean a través de vías telemáticas.