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Esta mañana, ABC Color filtró dos audios que forman parte de las interceptaciones telefónicas realizadas con autorización judicial en el marco de la investigación en contra de Cristian Turrini. Según aseguró Eduardo Cazenave, el abogado de Turrini, en ambas llamadas el protagonista sería Enrique Basedau, quien es el exportador de las bolsas de carbón en las cuales fue ocultada la megacarga de cocaína incautada en Villeta en el 2020.
En la primera conversación filtrada, quien sería Basedau habla con quien sería la ex jefa de la Unidad de Inteligencia Sensible de la Policía Nacional y se expresa de manera bastante informal sobre el caso. La entonces jefa policial le señala que la fiscala Elva Cáceres estaba aislada y no podía recibirle, pero que ella ya le expuso que él se encontraba a disposición y que tenía un celular con supuestas pruebas.
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En ese sentido, lejos de solicitarle el teléfono o que el Ministerio Público incaute los dispositivos electrónicos del empresario, simplemente le pidió que haga captura de pantalla y certifique todo en una escribanía.
“Ella (la fiscala) a partir de ahora tiene en cuenta que ya estás colaborando con nosotros, que ponés a disposición el teléfono, computadoras, correos. Le pareció muy bien y que de entrada hagas eso, mientras ella está de cuarentena”, consideró quien sería la agente policial.
Según el abogado de Turrini, el principal acusado por la megacarga, el empresario Basedau, nunca fue investigado y ni siquiera es testigo de la causa. “Él es el dueño de la empresa exportadora de carbón, el responsable de la carga que cae en Amberes”, indicó y cuestionó que, pese a la existencia de ese y el otro audio que será detallado a continuación, solo Turrini sea el principal sospechoso.
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Carga “purete”
La segunda conversación filtrada brinda ciertas sospechas sobre la participación de Basedau en envíos de cargamentos de droga al extranjero. En la llamada presuntamente el empresario habla con quien sería Ariel Aquino (otro de los investigados en la causa); le cuenta que fue contactado por un presunto comisario de “Inteligencia” de la Policía Nacional, que lo iba a visitar para que le “aclare” unos documentos.
“B: Estoy calculando que ha de ser por los dólares en efectivo, que cambié demasiado.
A: ¿Cuándo cambiaste?
B: Y la plata de Turrini, toda la plata de Turrini.
A: Ah, vos cambiaste eso. Yo ko cambio siempre, boludo; pero vos movés mucho.
B: Yo calculo que es por eso. Ahora vamos a tener problemas hína.
A: ¿Qué pasó?
B: Espero que no haya problemas, o sea, yo voy a decir que Turrini me pagó y yo cobro en efectivo.
A: Claro, así te paga él.
B: Que él se vea después ahora; le van a investigar y eso.
A: Y sí, tirale bien nomás ya la pelota, qué le vamos a hacer. Por eso se le dijo bien que tiene que hacer transferencia”.
A continuación, siguen conversando sobre cuál podría ser el motivo de la llamada del comisario, mencionan envíos de cargamento del “purete” a Chile y dicen que no mandaron nada reciente. “Sí, eso fue hace rato. Yo calculo que debe ser... no sé, boludo. Debe ser algo de lavado de dinero, que están investigando por qué cambié tanto efectivo, puede ser eso”, le agrega.
Luego de ello, menciona que el comisario no le dio detalles de qué documentos quiere mostrarle, pero que los llevaría personalmente para que pueda aclarar algunas cosas. “Es un poco raro, estoy todo cagado”, expresó.
Así también, dice que “hace rato que no estoy moviendo” embarques hacia Chile. Casi al final de la conversación, quien sería Basedau también habla sobre una deuda de un denominado “tercer tiempo” que ronda los US$ 18.000 y cómo quiere hacer para por lo menos cobrarle una parte, tras lo cual dice que “el único problema es que me quedo con un miedo tremendo de seguir haciendo negocios. No sé, no sé qué hacer después”.
Finalmente, el receptor de la llamada le pide que le avise “qué le dice la pendeja”.
Selectividad en la investigación
El abogado de Turrini aseguró que ambas conversaciones forman parte de la carpeta fiscal pero, a pesar de ello, el exportador de la carga no es investigado. En ese sentido, sostuvo una vez más que existe mucha selectividad en la investigación y que incluso se implantaron pruebas contra su cliente.
Según el defensor, cuando se realizó el allanamiento en el depósito de su cliente no se encontraron evidencias, pero 17 días después volvieron al lugar para otro operativo y supuestamente encontraron una mesa de metal que es utilizada en el narcotráfico.
“Se plantó la evidencia en razón que no había un solo elemento que le vincule al señor Turrini con la carga. Había gente que estaba más involucrada y que no fue llamada”, cuestionó en contacto con ABC Cardinal.