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La presentación del informe titulado “Caminos para la integración: facilitación del comercio, infraestructura y cadenas globales de valor” se realiza en el marco de las reuniones en Asunción de CAF, que se inician hoy y culminan mañana, con la participación autoridades de 19 países miembros.
La apertura del evento, que se desarrolla en el Salón Bicentenario de Paseo La Galería, estuvo a cargo del presidente ejecutivo del referido banco, Sergio Díaz-Granados, y del ministro de Hacienda de nuestro país, Óscar Llamosas.
El secretario de Estado dijo que el comercio y la integración han sido el motor para el desarrollo de los países y, en ese sentido, indicó que 2022 será un año de grandes desafíos a nivel regional y mundial, por lo que el Equipo Económico Nacional (EEN) busca fortalecer el comercio y la inserción de Paraguay en el mundo.
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El reporte, de acuerdo con el resumen ejecutivo, explica que la apertura comercial y una mayor inserción internacional de las empresas en el comercio de bienes y servicios promueven un mayor nivel de productividad y bienestar.
“Al permitir expandir la producción más allá de los límites de los mercados domésticos, se generan economías de escala y una mayor especialización o diversificación en nuevos productos”, indica la nota.
Expresa que ese proceso se ve fortalecido por las oportunidades que tienen las empresas de integrar cadenas globales de valor, que además impulsan la transmisión de tecnologías y conocimientos y facilitan el acceso a insumos críticos para apoyar la diversificación productiva y la especialización.
“La mayoría de los países de la región han adoptado e implementado en los últimos 30 años políticas de apertura comercial en forma unilateral, multilateral y en el contexto de acuerdos comerciales alcanzados dentro de la región y con socios extrarregionales. Si bien para el promedio de la región estas políticas han generado aumentos en el comercio e inversiones, sus resultados han sido más bien modestos”, añade.
De hecho, agrega, la participación de la región en las exportaciones globales no se ha modificado sustancialmente y el impacto sobre el crecimiento no se condice con las expectativas que se habían generado.
“Una razón detrás de esta situación radica en que las medidas de apertura mencionadas no generaron aumentos significativos y sostenidos en el intercambio intrarregional. Este se mantiene en torno al 15% del total de las exportaciones desde mediados de la década de los noventa, con escasa variación a lo largo del tiempo. En contraste, cuando se observan los altos niveles de participación en el comercio global de otras regiones, como el Este y Sudeste de Asia, Europa o América del Norte, el componente regional de dichos flujos es un aspecto crítico. Por ejemplo, en Europa el comercio intrarregional tiene valores cercanos al 60% del total, mientras que en América del Norte llega al 45% y en el Este y Sudeste de Asia al 35%”, afirma.
Sostiene que aun teniendo en cuenta diversos factores, como el menor tamaño de sus economías, que harían esperar que América Latina presente menores niveles de intercambio intrarregional, los países de la región comercian poco entre sí. En la región, la cercanía geográfica no parece haber tenido un impacto significativo en términos de menores costos del comercio, que sí se ven en otras regiones y bloques y que impulsan el intercambio entre economías vecinas.
Baja inserción internacional
Además, menciona que explorando la hipótesis de que la baja inserción internacional de las empresas en América Latina se debe en parte al escaso aprovechamiento del espacio regional como complemento de una estrategia de expansión global de las exportaciones.
“Esta hipótesis pone, por lo tanto, el foco en la retroalimentación y los beneficios entre la apertura regional y global, o lo que se ha dado en llamar «regionalismo abierto». Esta retroalimentación está determinada por el hecho de que cuando se emprenden procesos de reducción arancelaria generalizados, como Caminos para la integración: facilitación del comercio, infraestructura y cadenas globales de valor como ocurrió en varios países de la región a finales de los años ochenta y principios de los noventa, se hacen más relevantes los menores costos de transporte y logísticos que induce la cercanía geográfica.
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Esto impulsa naturalmente el comercio entre economías vecinas, lo que, a su vez, crea incentivos para reducir aún más las tarifas y otros obstáculos al comercio regional, como las barreras no arancelarias (por ejemplo, la homologación de requisitos fitosanitarios), y promueve medidas de facilitación del comercio, como la simplificación de los trámites en la frontera. También propicia la inversión en infraestructura que potencia los beneficios de la cercanía geográfica. Estas medidas fomentan los encadenamientos productivos entre países vecinos y más aún el comercio de «bienes regionales», como el caso de la energía.
En otra parte del informe, indica en cuanto a la evolución del comercio global y regional que América Latina no ha hecho avances significativos en su estrategia de inserción internacional en las últimas décadas. “Es por ello que su participación en las exportaciones globales no se ha modificado, manteniéndose en valores de entre el 4% o 5%, aunque este desempeño está en parte explicado por la inserción de México con sus vecinos del norte. Si no se incluye a México en la región, la participación de las exportaciones de América Latina cae aproximadamente 1 punto porcentual, desde aproximadamente el 4% al 3%. Ese estancamiento contrasta con importantes aumentos en la participación de otras regiones en desarrollo, como el Este y Sudeste de Asia, que, impulsada por China, incrementó su participación en las exportaciones globales del 12% al 25%.