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Un año atrás la iglesia había sufrido uno de los tantos ataques de los maleantes, que dejó inutilizado los acondicionadores de aires como así también gran parte de la lumínica. A raíz de este hecho los feligreses comenzaron a trabajar para juntar fondos y reponer los elementos que fueron destruidos por los delincuentes.
Tras meses trabajo y dedicación, en la tarde del viernes último se logró reponer los accesorios, cables e instalaciones necesarias para el buen funcionamiento del sistema de refrigeración de la iglesia, cuyo costo no fue cuantificado por el padre Julio Rojas.
Finalmente, los responsables del templo decidieron que en la mañana de ayer a primera horas iban a probar el funcionamiento de las máquinas, sin embargo, grande fue la sorpresa de ellos cuando al llegar al sitio confirmaron que nuevamente todo fue destruido por los maleantes.
Al igual que la vez anterior, se llevaron los cables y mangueras, además de otros objetos de metal que pudieran vender para comprar algunas dosis de drogas, especialmente el crack.
Iglesia recibe constantes “visitas” de ladrones
El sacerdote Julio Rojas agobiado por la situación, señaló que los delincuentes periódicamente irrumpen en el predio de la iglesia para robar todo lo que encuentran a su paso, focos de luz, cables, adornos y pese a los reclamos que hicieron a las autoridades policiales nunca recibieron una solución a la problemática.
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El pa’i Julio Rojas mencionó que hace unos meses tuvieron el resguardo de un agente, que sería de la Comisaría 3ª de Asunción, pese a que intentaron ponerle todas las comodidades posibles, aparentemente el uniformado fue enviado a trabajar a otro sector de la jurisdicción.
“Para solucionar este problema la Policía deber ir en busca de los que reducen los artículos robados de los adictos, si estos no tienen donde vender los cables y las mangueras de cobre dejarán de hurtarlos”, aseguró el pa’i Julio Rojas.
Pese a las diversas estrategias implementadas por las fuerza policiales nunca se pudo dar una solución definitiva a la problemática generada por el accionar de estos maleantes en el centro de la ciudad de Asunción, que generan millonarias pérdidas a comercios, edificios públicos y residencias particulares.