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El hombre, que conversó con ABC Cardinal este martes, contó que era su mamá la que se encargaba de cuidar a los bebés en una casa para que luego los sacerdotes los lleven junto a sus “padrinos” que venían a buscarlos para llevarlos a Europa.
“Me acuerdo que cuando terminé la secundaria, a los 17 años, fui a Asunción a vivir, a estudiar, a hacer una nueva vida. Cuando venía a mi ciudad encontraba que mi madre era la persona que cuidaba a las criaturas hasta que aparezcan los padres de Europa”, recordó el narrador, quien precisó que esto sucedió hace unos 40 años.
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“Yo veía a las criaturas, mi mamá les cuidaba y le pagaban. Era la época dura en el gobierno de Stroessner. Que Dios me perdone, que me haga caer el peso... Seguro que (Enrica Locatelli) estuvo en la casa de mi mamá”, añadió.
El hombre contó que su mamá, quien aún vive y tiene 83 años, está dispuesta a contar toda la historia de cómo funcionaba el esquema de tráfico de bebés en aquella época, a inicios de la década de los ‘80.
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Como anécdota, comentó que su madre tenía una preferencia hacia las bebés, a quien vestía y cuidaba de una forma distinta. Un día, llevó a una de ellas a una misa y sufrió una reprimenda de parte de una persona porque no quería que se le vea allí a la niña.
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“Una vez mi mamá lloró, ella nunca tuvo hija, entonces les trata de forma especial. Le llevó (a la niña) a la misa, le compró ropa de su plata, le llevó a la iglesia. Y una persona le dijo: ‘Váyase de acá’, una persona que ella conocía, para que no le vean a la criatura”, narró.
El denunciante identificó plenamente al sacerdote Atilio Cordioli -quien viajó a Italia el año pasado tras conocerse el caso de Locatelli- como quien llevaba las provistas a la casa de su mamá, pero agregó que “había más personas”.
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Inclusive recordó que hubo dos bebés cuyos “padres” nunca llegaron y debieron volver a sus casas. Se desconoce cómo funcionaba este esquema de red de tráfico de bebés.
“Estos tipos (los sacerdotes) son unos delincuentes, ladrones de guantes blancos. Mamá está segura, está 100% responsable de sus hechos, de sus dichos. Ella tiene 83 años. Ella llora con esas historias. Este pa’i, este Atilio, es el responsable”, finalizó el denunciante.