Rodrigo, le sonríe a la vida y lucha contra el cáncer

CAACUPÉ . Rodrigo Alcaraz conmueve con su historia y en medio de innumerables necesidades, junto a su solitario padre, ambos, luchan con fe contra el cáncer. Los que deseen ayudar pueden comunicarse al número  0981 28 13 34 o pueden acercar sus aportes hasta el Hospital Regional de Caacupé.

Imagen del área de Pediatría, Materno Infantil I, del Hospital Regional de Caacupé
Imagen del área de Pediatría, Materno Infantil I, del Hospital Regional de Caacupé

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Ramón Alcaraz tiene 34 años y es el padre del pequeño Rodrigo, de 11 años, quien padece de cáncer terminal de huesos. A pesar del intenso dolor propio de la enfermedad, el pequeño, no deja de sonreír aferrándose a la vida y a su fe.

Ramón, habló con ABC, y manifestó que en el 2019 recibieron la triste noticia en el hospital Acosta Ñu, donde su pequeño hijo, recibió los primeros cuidados sanitarios. Posteriormente, siguió su tratamiento en el Instituto Nacional del Cáncer (INCAN). Actualmente está internado en el área de Pediatría, Materno Infantil I, del Hospital Regional de Caacupé, donde recibe un tratamiento paliativo ya que actualmente, su pequeño cuerpo ya no soporta la quimioterapia.

Rodrigo, es un fanático olimpista que ama ver jugar al club de sus amores. También le encantaba jugar al fútbol pero debido a su patología ya no le fue posible. Precisamente jugando a la pelota con sus amigos, fue el momento cuando sintió las primeras molestias en las piernas, confirmando tiempo después el triste diagnóstico.

En un intento de salvarle la vida, hace tres meses se le amputó la pierna izquierda, pero el cáncer no se detuvo. “Estamos luchando desde hace dos años. Empeñé todo lo que tenía, mi heladera, televisor, celular, todo. Me dedico a la venta de remedios yuyos pero ahora no trabajo porque tengo que cuidar de Rodrigo. Cuando la doctora me dijo que no había caso y que tenían que amputarle la pierna, no pude contener el llanto porque lo que le dolía a mi hijo me dolía también a mi. El dolor lo siento en el pecho. Lloré y me preguntó Rodrigo qué pasaba, y le pregunté si quería curarse y me dijo que sí. Entonces le dije que tenían que cortarle la pierna, y nos abrazamos y lloramos juntos y se sometió a la cirugía. Le encanta el fútbol. No perderemos la fe y la esperanza. Dios tiene la última palabra, luego todo será un recuerdo, pero no dejaré de luchar por mi hijo a pesar de las necesidades”, dijo Ramón, no pudiendo ocultar su tristeza y su llanto.

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También, manifestó que las necesidades en este tipo de situaciones son innumerables. Agregó que constantemente solicitaba ayuda a sus vecinos, a la Municipalidad, la Gobernación y en otros lugares, para conseguir un vehículo y poder trasladarse hasta el hospital cuando Rodrigo padecía dolores intensos que no lo dejaban dormir. “En la Municipalidad y la Gobernación tenía que pedir por nota tres días antes el vehículo para que me ayuden a llevarlo al hospital para su quimioterapia, a veces no conseguíamos y ya no tenía dinero para el taxi, entonces íbamos en colectivo. Lo mismo pasaba cuando sentía mucho dolor”, explicó el padre.

Actualmente, el niño recibe como tratamiento el suministro de morfina y omeprazol de 40 miligramos. El padre clama por ayuda para la provisión de estos medicamentos que diariamente recibe el pequeño.

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Ramón tiene otros cinco hijos pequeños de 13 años (niña), 8, 5 y 2 años (varones) y un una niña recién nacida. Él es el sostén de la familia. Viven en la ciudad de Caacupé en un asentamiento. La familia tuvo que empeñar los pocos electrodomésticos que tenía para costear el tratamiento.

“Antes de salir a robar, vendí y empeñé lo poco que tenía y que me costó tener. Yo ni tomo bebida alcohólica. No pierdo la fe, la misericordia de Dios es grande”, indicó el afectado.

Ramón, en medio de su tristeza, dejó un claro mensaje para el Gobierno; Que se hagan cargo de los enfermos y del equipamiento de los hospitales. “Las apariencias engañan. Una persona puede ser limpia y arreglada, pero solo esa persona sabe lo que en su corazón siente. La gente pobre sufre muchas necesidades. Yo y mi familia no tenemos vehículo y necesitamos muchísimo para llevarle a Rodrigo al hospital cuando en las noches gritaba del dolor. Cuando estaba internado en el Hospital del Cáncer, yo no tenía ni un guaraní, vivía de la solidaridad de la gente. Los médicos y enfermeras me daban para mi pasaje y tenía que ir a buscar donde se le iba hacer los estudios a mi hijo que el hospital no hacía. Gracias a la misericordia de Dios pudimos luchar hasta ahora. Pero a nuestros hospitales le faltan mucho. Es triste ver a la gente vender lo poco que tiene como electrodomésticos y animales, para poder seguir un tratamiento. Yo vendí hasta mis gallinas. La gente del Gobierno debería recorrer los hospitales y ver qué falta. Las Gobernaciones y Municipalidades deberían de disponer de medios para el traslado de la gente como yo, que no tiene recursos. El Gobierno debería de buscar la forma de ayudar a los enfermos de cáncer, somos muchos los que sufrimos junto a nuestros familiares y más aún si el hospital adonde vas, no tiene lo que necesitas como medicamentos o equipos para hacer los estudios y análisis que se necesitan”, expresó.

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Varias personas se acercaron esta tarde y parte de la noche llevando aportes como pañal, leche, galletitas, palito salado y jugo que le encantan a Rodrigo, además de frutas, artículos de aseo personal, juguetes, dinero en efectivo, entre otros.

También la atención y cuidado del personal de enfermería del área es destacable y loable. Los mismos ayudan a Ramón a la recepción de las donaciones y luego preparan carteles de agradecimiento a todos los padrinos del corazón, del niño Rodrigo.

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