Cargando...
-Estamos en plena sequía, repuntó el Covid en forma alarmante, comenzó el año electoral de despilfarros, se anuncian manifestaciones... ¿Se viene un año negro para la economía del país?
- Será un año difícil, seguro que sí. Estamos ante la peor sequía de verano que se tiene registro en Paraguay. Eso implica que seguramente vamos a tener un crecimiento magro con el PIB. No hay que olvidar que las empresas están muy golpeadas después de estos dos años de pandemia, de caída de las ventas, altos costos, miles de despedidos. La bajante del río es un obstáculo para que circule la producción. El Banco Central, que debería tener una posición de entrar en un proceso de normalización de entre 3 y 5 años no lo está haciendo. La situación se complica más todavía por la situación presupuestaria que puede generar ciertos impactos a nivel de presupuesto público fundamentalmente, por el problema de financiamiento que pueda existir.
Lea más: MF destaca repunte económico, pero advierte sobre ciertos riesgos para el 2022
-¿El año electoral puede disparar ese panorama sombrío que se viene?
-Todos sabemos que en un año electoral los políticos buscan generar situaciones de populismos como ser incrementos de sueldos o de gastos superfluos innecesarios. El déficit se puede volver estructural. Habrá que resolver los problemas de la inflación. El Banco Central reacciona subiendo la tasa de interés en un año donde se necesita que el crédito fluya. La tasa elevada artificialmente desde la perspectiva política puede ser una bomba de tiempo y podría afectar al próximo Gobierno...
-Los que están en el poder van a querer conservar el poder como sea. ¿Qué es lo que no tiene que hacer?
-Este no es un año para subir salarios ni para generar gastos superfluos. Sin embargo, en un año electoral los políticos generan este tipo de gastos. Hay que evitar que el déficit se vuelva estructural. Hoy estamos ante un déficit del 3 o 4% del PIB. Hay que tener cuidado que a la salida de la pandemia esto se vuelva en un déficit permanente.
-¿Qué es lo que está más tentado de hacer el Gobierno en este momento?
-Los gobiernos normalmente en época electoral tratan de consolidar su base electoral. Dan dádivas a la gente que le podría eventualmente votar, fundamentalmente funcionarios públicos. El problema del aumento de salarios es que después ya no se puede recortar. Estamos en una crisis económica que viene del 2019. Las finanzas públicas no tienen capacidad de generar un gasto anticíclico, es decir, de generar un gasto en ciertos rubros que permitan generar una expansión del PIB. Yo recuerdo la suba de salarios que se hizo en el 2011 para el presupuesto 2012. Se subieron 38% los salarios del sector público. Eso le costó 800 millones de dólares todos los años al fisco. Son números muy grandes que no nos podemos dar el lujo de tenerlos ahora...
-¿Se esforzó el Gobierno o no hizo nada para que el país vaya adelante?
-Creo que dentro de todo se ha venido manejando el presupuesto. Creo que el Ministerio de Hacienda está con una posición fija buscando reducir el déficit y eso me parece positivo. Esperemos que en el debate político pueda tener la suficiente fuerza para torcerle la muñeca a los políticos en este año electoral. Es complicado.
-CEPAL (Comisión Económica de América Latina) habla muy bien de Paraguay. Estima un 4% de crecimiento de su PIB, segundo después de Perú en Sudamérica. Hasta asegura que es uno de los países menos endeudados..
-Las proyecciones de CEPAL no están actualizadas. Son pre-sequía. Esta sequía se desarrolla básicamente desde el mes de diciembre. El impacto del sector agrícola con una pérdida de la mitad de la cosecha hace que ese tipo de proyecciones haya quedado muy desfasado. Hoy nosotros estamos hablando de valores de crecimiento de alrededor del 0,7%. Es cierto que tenemos un nivel de deuda relativamente manejable pero hay que ver cómo pueden convencer el Ejecutivo al Legislativo de que este es un momento para volver a tomar deuda a valores razonables.
-Políticos de izquierda promueven tributos a la soja, al tabaco, al alcohol, a las bebidas azucaradas, a los poseedores de grandes extensiones de tierra. ¿Esa puede ser la salida en tiempo de crisis?
-El agricultor ni siquiera está con capacidad de hacer frente a los compromisos financieros que generó para poder comprar insumos, así que mal le podrían cobrar en este momento algún impuesto. Por otro lado, el impuesto inmobiliario a las grandes extensiones de tierra es un impuesto que va a parar a las municipalidades, no al fisco. Genera relativamente poco impacto. Una fuente interesante que puede tener el fisco y extraordinaria para este año es si se sostiene la tarifa de Itaipú.
Lea más: Sugiere recortar gastos corrientes, no inversión
-¿Cuánto es?
-Si se sostiene en 22,1 dólares el megavatio vamos a tener un recurso extraordinario que va a llegar seguramente a Hacienda convertido en alrededor de 600 millones de dólares. Puede ser importante para el fisco en un año como este, porque además no genera endeudamiento.
-¿Tiene una base razonable este planteamiento de no reducir la tarifa o es una utopía frente a Brasil que quiere bajar? ¿Un Quijote contra los Molinos de Viento?
-La tarifa de Itaipú debe bajar, es cierto. La verdad es que el Paraguay tiene ventajas de todos modos pase lo que pase. Acá hay dos temas que son interesantes de tenerlos en cuenta. Primero, nosotros generamos ingresos por los royalties. Si la tarifa no baja, lo que debería hacerse es aumentar los royalties, o posiblemente los gastos administrativos de Itaipú que se han transferido al Gobierno central. Si la tarifa baja, una situación es que la Ande va a pagar menos su costo de electricidad, eso por un lado. Por el otro lado, que baje la tarifa de Itaipú no quiere decir que baje el precio al cual Paraguay le está vendiendo la electricidad al Brasil. Brasil le está vendiendo hoy a la tarifa de Itaipú más 9,2. Pero esa es una electricidad que le pertenece a Paraguay. Eso sale más o menos 42 dólares el megavatio-hora. Si la tarifa de Itaipú baja, el costo de compensación por cesión de energía podría subir y nosotros seguimos pagando los 42 dólares, o seguimos vendiendo a 42 dólares la electricidad. A Brasil no le cambia nada pero el recurso que percibe Paraguay es un recurso más importante. Esto sería un recurso que pasaría a formar parte del fondo de Fonacide que tiene una parte para salud, otra para educación y para infraestructura.
-Se critica mucho la ruta bioceánica. Se construye en un desierto donde no hay nada ni nadie y la mano de obra es limitada. No impacta como construir viviendas, escuelas, hospitales, con materiales nacionales...
-Hay que tratar de hacer obras de mayor impacto cerca de la población. En el 2022 el mayor impacto que vamos a tener es en las áreas rurales de la Región Oriental. Pero también tenemos que pensar en obras de infraestructura que son necesarias. Por ejemplo, este es el momento para pensar seriamente en el dragado del río. Estamos con serios problemas de navegación. Hay que pensar muy bien cuáles obras se pueden hacer...
-Se había planteado inclusive un impuesto del 1% a los que tienen un patrimonio de más de 10 millones de dólares. ¿Eso puede funcionar?
-Esos impuestos patrimoniales tienen en realidad un impacto recesivo. Hacen que en un país como Paraguay se informalice la economía. La gente va a empezar a esconder su patrimonio o va a sacarlo fuera del país. Se deprime la inversión y creo que esto está comprobado en muchas otras economías. El impacto es más bien pernicioso.
-En ese sentido, en su opinión, ¿Paraguay sigue alineado entre los países en que la libertad individual, la propiedad privada, la economía de mercado y el Gobierno limitado se mantienen como regla?
-Sí, creo que Paraguay está en eso. Eso también da la pauta de que está generando un atracción del exterior. Se genera incluso una atracción de personal de alta calificación que es positiva para el país. Genera también una inversión que es positiva para el país. Hoy a un argentino le es mucho más seguro comprar un campo en Paraguay que en Argentina. Las condiciones tributarias que tenemos en Paraguay son favorables. El capital está mirando con buenos ojos al Paraguay, la niña bonita en términos de inversión en América del Sur.
-¿Puede haber riesgos de crisis política y social como se repite cada vez que nos aproximamos a un cambio de Gobierno?
-Ese riesgo es limitado en el Paraguay pero el riesgo del populismo es un riesgo latente, permanente. Es un riesgo que hay que combatir en forma permanente. Está en manos de la sociedad civil, de la sociedad organizada ponerle un poco freno también a la clase política que muchas veces quiere imitar ese populismo que se puso de moda en la región...
-Ahí está el caso Chile, el país más progresista de Sudamérica en manos de un flamante Presidente comunista, algo impensado hasta hace poco...
-Chile tiene un desafío. Puede generarse un cambio importante en términos de cambio de reglas de juego. Ese cambio puede significar o que Chile vaya para adelante o se produzca un retroceso muy importante.
-Algunos expertos dicen que se ha resignado la educación y la cultura a los marxistas y sus derivados y que por eso se producen fenómenos como el de Chile, donde incendian Iglesias, el transporte público, saquean supermercados con el premio del Presidente propio...
-En la medida en que los gobiernos no canalizan el descontento que existe en la gente ese tipo de cosas explotan. Hay que trabajar sobre aspectos concretos de educación y de carácter cultural para que la gente vaya también evolucionando. Esta es una batalla cultural que se está dando a distintos niveles y que obviamente está teniendo resultados dispares. Hasta ahora en Paraguay, el resultado ha sido creo yo positivo en términos de avance, de ir metiendo valores como el trabajo por ejemplo, valores sumamente importantes y que se han perdido en países como la Argentina por ejemplo. No se puede sostener ningún tipo de sociedad sin trabajo. Creo que esa es una situación en que Paraguay está marcando un rumbo. Tal vez ahí nosotros necesitamos una nueva rediscusión del contrato social puntual que estamos viviendo en Paraguay y que seguramente es un contrato social que necesita actualizaciones.
-¿Usted fue ministro de Hacienda?
-Del Gobierno de Federico Franco.
-¿Tiene planes de volver a la política?
-Para nada. Eso fue como hacer el servicio militar, por una sola vez. Hoy por lo menos no tengo ninguna intención de volver al campo político.
-¿Su especialidad?
-Soy un economista especializado en microeconomía y economía institucional...
-¿Dónde estudió?
-En Inglaterra y Estados Unidos de América.
-Nieto de Manuel Ferreira, el nombre que lleva el Olimpia...
-Sí, y actual asesor de mi sufrido pero siempre campeón club Olimpia...