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El sacerdote jesuita, Francisco de Paula Oliva, más conocido como Pa’i Oliva, nació en Sevilla, España, el 14 de octubre de 1928. Pero vivió en el Paraguay y aquí pasó sus últimos años en la comunidad-enfermería jesuita de Taita Róga, en el barrio Santísima Trinidad de Asunción, debido a su necesidad de recibir cuidados especializados por sus problemas de salud y su avanzada edad, según comentaron representantes jesuitas de Paraguay.
El centro comunitario que queda en 41 Proyectadas y Paí Pérez, en el Bañado, fue un lugar relevante para el hombre dedicado a las obras de Dios y a la docencia. La labor del Paí Oliva fue recordada por la Profesora Margarita Durán, que era muy amiga del sacerdote.
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“Hay tanto para decir de él, se fue sin dejar de sorprendernos al final, con su testimonio. Siempre fue un maestro y al mismo tiempo un amigo, ejemplo de generosidad, que no probaba bocado sin convidar al de al lado. Un inmortal paraguayo que nació en España”, dijo muy sentida.
“Su corazón creció y maduró aquí, aprendiendo de los más incomprendidos, lo que en las universidades no se puedo aprender. Se entregó por entero a los empobrecidos. Realizó un trabajo incansable; pensador, siempre dijo que pensemos con cabeza propia”, describió.
“El micrófono fue el medio más eficaz y el que más gustaba para comunicarse con la gente, en Radio Fe y Alegría”, aseguró Durán.
“Formó jóvenes pleyades y líderes en todo el Paraguay, dos o tres años se repitió el Parlamento joven con figuras muy conocidas que son líderes en su comunidades”, ahondó en sus recuerdos.
¿Por qué los pobres no pueden?
Los jóvenes del Bañado festejaban a las chicas que tenían su fiesta de 15 años con un traje prestado, alquilado para que luciera el vestido con el que sueña cualquier jovencita. Se hacían debutantes y hasta daba algunos pasos en esas celebraciones. Se preguntaba el pa’í, ¿por qué los pobres no pueden?
Cuando llegaban las inundaciones, el sacerdote recorría el Bañado en motocarros por lugares intransitables, según la historiadora. “Dio todo con alegría y compromiso tan grande, imborrable”, subrayó.
“Fundador de la carrera de periodismo en la Universidad Católica, fue el primer director y fundador en 1964, el año en que llegó de España. Fue mi profesor en Historia”, indicó Durán.
En el exilio
La profesora también rememoró: “nos volvimos a encontrar en el exilio, trabajamos en las villas en Buenos Aires, donde trabajamos duro. Es lo más importante en este recorrido de más de medio siglo, en la defensa de la lucha por la tierra en el Paraguay con el caso más emblemático que fue Curuguaty”.
Movía con altura moral, reunía a los rezagados y volvía a intentar la libertad de los presos. También procuraba que se hiciera justicia por los más desposeídos tales como el indígena que mataron en la calle Jejuí. “Nos reuníamos todos los martes, porque la justicia no hizo nada. También lo hicimos cuando murió otro indígena en la Plaza de Armas”.
Si estuviera andando ahí estaría, en esa plaza donde están los más pobres con este calor. “Donde había algo por lo que luchar no importaba que fuera colorado, liberal, comunista él ahí estaba para luchar. Se nos fue un grande y nos dejó un compromiso”, advirtió la profesora.
“Venceremos, no lo duden”
El pa’í Oliva decía “Venceremos no lo duden”, eso significa cambiar esta sociedad o dejarle anestesiada a la corrupción para que tengamos un Paraguay como nos merecemos. El dejó sus memorias que se van a publicar este año, adelantó.
El libro reúne también testimonios de los que lo conocieron de cerca.
“Quería vivir y terminar sus días en el Bañado pero se puso tan mal que por la precariedad del lugar se sometió al sistema de la casa de jesuitas donde están los sacerdotes mayores, era lo que le convenía para no ser carga en el Bañado. Pero esta noche lo velaremos en el Bañado”, dijo.
En sus últimos días el grupo de personas que oraba y del que formó parte la Prof. Durán cantaba, leían lecturas bíblicas. “Le hacíamos masajes en los pies, no sabíamos si nos escuchaba o no pero ahí estuvimos. Hoy nos preparamos para ir y nos avisaron que partió. Yo le llamo San Pa’í Oliva”, declaró.
Fue el 4 de noviembre cuando vino la Reina Letizia, quien con la primera Dama Silvana Abdo se reunieron con el padre Oliva. Luego la Cámara de Diputados le dio una distinción el 6 de diciembre.