Cargando...
La Dra. Bonilla, de la Universidad de Rutgers-Cadem (Universidad estatal de Nueva Jersey- EE. UU.) es fundadora de LEAP Academy University Charter School y de John S. and James L Knight Early Learning Research Academy.
Lea más: Todo lo que tiene que saber para la vuelta a las aulas
En Paraguay es directora del Centro de Educación Superior para la Etica, Equidad y Transparencia (CESSET). Su campo son las áreas de desarrollo comunitario, políticas públicas, educación, migración, gestión de la diversidad y liderazgo organizacional. En nuestro país se ha logrado la alianza CESSET-UNA, mediante esto, ya han certificado a jóvenes con la selección de proyectos a ser aplicados en sus comunidades.
Académica, investigadora, conferenciante y consultora de formación intercultural internacional, Bonilla tiene más de 25 años de experiencia en su extenso campo de, por ejemplo, empresariado social, desarrollo infantil, formación de líderes y educación. En 2016-17 recibió el premio Fullbright de especialista brillante para la investigación y la formación profesional en Paraguay, América del Sur. En el 2018, Lupe Fund le concedió el premio Power of Woman.
Lea más: Aprender a distancia
Ese mismo año la Universidad Cabrini le otorga un Doctorado Honorario en Letras Humanas. La Dra. Bonilla es autora de artículos y libros, también es bloguera y comentarista de temas de educación y desarrollo comunitario en conocidos medios estadounidenses.
Conociendo el liderazgo desde niña
“Vengo de una familia noble de Puerto Rico-USA. Mis padres migraron a los EE. UU. cuando estaba pequeña, buscando una mejor calidad de vida. Ellos eran trabajadores agrícolas, mi padre era crew leader de migrantes, mi mamá cocinaba para los obreros en campamentos de agricultura. Tuve una infancia llena de amor, ayudando a mis papás a trabajar en las fincas. Mi niñez no fue normal, no tuve ese choice”, relata Gloria.
-¿Cuándo nace en usted el sentimiento de liderar?
Desde muy pequeña me siento líder. A los 10 años manejaba un tractor ayudando en los trabajos de campamento y fields recogiendo blueberries. Eso me ayudó a ser independiente y responsable. Mi personalidad no ha cambiado mucho, soy líder desde niña con diferentes responsabilidad y cambios de vida. Me sentía diferente a los otros niños, mientras ellos jugaban, yo soñaba con tener el tiempo para jugar, nunca pude hacerlo hasta grande. Visité Disney World a los 28 años, me compré mi primer árbol de Navidad a los 25.
-¿De quién hereda el amor por la comunicación y la docencia?
Mi padre valoraba la educación y deseaba que yo, como la más pequeña fuera a estudiar, así que tuve la oportunidad de prepararme. En la primaria conocí a una docente que me inspiró en la educación; ella me ayudó a entender que la educación era parte de mi liberación para hacer cosas diferentes y vivir mejor.
-Siendo adolescentes soñamos crecer, ser y hacer muchas cosas.
Yo tenía claro que quería servir a los pueblos, el desarrollo comunitario y económico de nuestra comunidad latina era algo que me preocupaba desde pequeña. Durante mi adolescencia conocía a una reverenda del San Salvador que me ayudó a conocer mis talentos y a prepararme para negociar en el mundo. Me gustaba liderar grupos de jóvenes, ellos me buscaban porque tenía buenas notas. Era tímida pero muy estudiosa, no me gustaban las fiestas, ni el ruido, me gustaba leer, ayudarles a resolver sus problemas. Les di voz a jóvenes a quienes nadie tomaba en cuenta. Descubrí con ellos que era líder, pero además logré que confiaran en ellos mismos y se volvieran también líderes sin miedo.
-Hizo una buena siembra
Hoy día sé que mi liderazgo es de servicio, transformational leader, con la responsabilidad de las comunidades vulnerables y la justicia social.
¿Qué libros leía, qué personalidades influyeron en su pensamiento?
El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, fue el primer libro que leí y me tocó muchísimo. Aprendí sobre el amor, la soledad, a hacer preguntas para aprender, aprendí que los adultos eran complicados y que no entendían a los niños, aprendí a soñar. Tenía 14 años.
¿Participó en su juventud de grupos ideológicos, políticos?
En mi juventud estuve en movimientos de lucha por los derechos civiles de trabajadores agrícolas, conocí al gran líder laboral César Chávez, me inspiré con la causa de él. Leía mucho sobre Gandhi, Martin Luther King, los grandes filósofos como Sócrates y otros líderes como Mandela, José Martí, Eleanor Roosevelt, Mariana Bracetti, Pedro Albizu Campos, etc. Entendí desde aquella época la diferencia entre ricos y pobres. Leyendo es como aprendo, y la práctica me da sabiduría para seguir aprendiendo y crear nuevas ideas y conocimientos. Otro libro favorito, Primal Leadership, de David Goleman, sobre liderazgo y transformación emocional y social.
La educación en América Latina
“La educación está en el centro de los problemas que aquejan a América Latina. Para mí es muy preocupante, ya que antes de la pandemia, la región se enfrentaba a una crisis educativa con muy altos niveles de pobreza de aprendizaje e inequidades persistentes. En segundo lugar, el 50% de los estudiantes no pueden leer de manera apropiada a la edad de 10 años y, por lo menos, el 60% de las personas no tiene acceso a internet; sobre todo en los sectores con más desventajas los riesgos del aprendizaje son particularmente elevados. Es una crisis silenciosa, muy seria y está en proceso, y los resultados serán más visibles en el futuro. Tenemos que actuar con urgencia para conseguir que los chicos regresen a las aulas escolares; para muchos es la única oportunidad para salir del círculo de pobreza. Si no hacemos una intervención global, las deserciones van a aumentar el problema. Estamos en una crisis educacional de equidad y educación”, refiere Bonilla.
-Usted es muy partidaria de las alianzas
Necesitamos que las universidades hagan enlaces y sean ejes con las escuelas primaria y secundaria para empezar a preparar a los chicos a aprender a leer, escribir, matemáticas. Necesitamos que puedan montar sistemas efectivos de educación a distancia. Las universidades pueden enviar talento humano, social e intelectual para trabajar con estas escuelas y preparar a estos niños, 2) Entrenar a los docentes y asegurarnos de que puedan asistir a las comunidades más vulnerables. Hacer colaboraciones con universidades y colegios de EE. UU. Hacer enlace con el Banco Mundial, Banco Internacional, Naciones Unidas para atacar esta tragedia de pérdidas de niños en la pobreza y desesperación. Crear un sistema de monitoreo para reformas estructurales y un despegue más efectivo de maestros. Los docentes deben ser recompensados y apreciados para que puedan hacer su trabajo.
¿La educación puede ser global sin perder las raíces de sus pueblos?
Claro que sí. Lo global informa lo local y viceversa, y debemos mantener esas raíces culturales nativas y tradicionales sin tener que perjudicar la innovación, el emprendedurismo social y el crecimiento profesional.
¿Cómo ve a la juventud de hoy: rebelde como la de ayer o más “blandita”?
Hoy día la nueva generación universitaria nos recuerda que las vidas son formadas por cambios en cultura, economía y tecnologías. Entonces, si a nuestra sociedad le importan de verdad los resultados humanos, debemos cuidar y proteger cada contribución de cada generación de jóvenes. Existen diferencias de rebeldía en las nuevas plataformas, en diferentes sociedades y son necesarias para que puedan sobrevivir. Las condiciones han cambiado, hay más individualismo, egoísmo y aislamiento, hay mayor desigualdad, y la brecha de inequidad ha crecido mucho más para aquellos jóvenes que vienen de la pobreza. Sus derechos están desactualizados. Ellos quieren más diálogo abierto sobre temas más difíciles, como inequidad y racismo. No creo que sean “blanditos”, crecen más lento, no quieren ser libres en un mundo complejo y en una sociedad difícil de navegar. Son más tolerantes, menos rebeldes y menos felices, no están preparados para ser adultos en un mundo con más problemas como la pandemia.
Una pincelada de la protagonista
Gloria Bonilla resume los pilares de su trabajo en: ética, equidad, transparencia, justicia social, excelencia, resiliencia y amor. Respecto a sus luces y sombras, dice: “Mis virtudes son caring, confident, courageous, trust, focus, integrity, justice, committed, resilient, visionary, kind, collaborative, communication, respectful, sagacidad. Mis defectos: taking personal time for me, time management with family, fanática del trabajo y nunca tengo mucho tiempo”. Hiperactiva, cuando “descansa” hace zumba, “voy al gym 4 veces a la semana” Está casada con un italiano en segundas nupcias. Quedó viuda a los 42 años, su primer esposo murió en un accidente de automóvil. “No tengo hijos biológicos, pero tengo 3.600 niños en mis escuelas de la Academia LEAP. Tengo una fundación, con el nombre de mi primer esposo, en la universidad de Rutgers, donde trabajo. Esta fundación paga por cada estudiante para que vaya a la universidad”, nos cuenta.
¿Vive actualmente en EE. UU.?
Sí, pero vengo del Caribe, Centro América y América Latina.
¿Cómo implantar ética y transparencia donde reina la corrupción?
Teniendo una mentalidad de querer un mejor país, eso es fundamental para montar nuevos sistemas y políticas que acaben con la corrupción y los males de nuestra sociedad.
¿En qué se inspira diariamente antes de comenzar a trabajar?
La lucha por crear oportunidades para salvar niños que puedan tener oportunidades equitativas en el mundo, eso me inspira. Crear escuelas sanas con todo lo necesario para que los niños puedan soñar y aprender a leer, escribir y estudiar. Soy fanática del trabajo con propósito y visión para un cambio de justicia social. Los derechos civiles de los niños son violados todos los días. Eso me preocupa, el futuro de nuestros pueblos.
¿Qué planes tiene a futuro?
Siento que he cumplido, que he hecho mucho y estoy muy orgullosa de mi trabajo. Adoro lo que hago. Estoy comprometida a seguir mi trabajo con Latinoamérica y el Caribe, llevando ideas innovadoras sobre educación a nuestras comunidades. Los niños son prioridad porque sus derechos han sido violados, this is the civil right issue of the times.