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Entre los desechos más encontrados en los alrededor de la Basílica de Caacupé, los obreros citaron las botellas de plástico. Pese a la instalación de múltiples tachos de basura, los visitantes hacen vista gorda a estos y tiran sus residuos al espacio público.
La SEN también se encuentra realizando una campaña de concienciación a los feligreses respecto al uso de tapabocas. Ayer, durante un recorrido, el equipo de prensa de este medio pudo constar el nulo cumplimiento de este requerimiento del protocolo sanitario, tanto de visitantes como de los propios vendedores.
Las marcaciones realizadas para respetar el distanciamiento físico están de adorno, pues los grupos de visitantes igual se aglomeran. Muchos de los promeseros hasta insultan a los funcionarios de la SEN que exhortan a cumplir con las medidas sanitarias pertinentes.
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Llegan más promeseros
Los primos Arnaldo y Pedro Villamayor, oriundos de Caacupé, aprovecharon el día soleado de ayer para cumplir una vez más la promesa que le hicieron a la Virgen. En el caso de Arnaldo, comentó que viene cumpliendo con esta misión desde hace 21 años. Resaltaron que se dedican a la animación de eventos infantiles y este año decidieron peregrinar para agradecer a la madre protectora por haber superado la dura pandemia que afectó a su sector.
Vino de España para agradecer
Desde Santa Rosa del Aguaray, departamento de San Pedro, llegaron cuatro hermanos y otro familiar para agradecer a la Virgen de Caacupé. “Vinimos a agradecer por la unidad y haber superado el peor momento de esta pandemia”, señaló Julián Candia, quien vino de España para pasar las fiestas en familia y visitar a la Virgen de Caacupé. Expresó que la crisis sanitaria fue muy dura en la madre patria, pero gracias a la Virgen, la superó.
“La Virgen me sanó”
Muy emocionada se encontraba peregrinando sobre la Ruta PY02 la señora Agustina Vera Benítez, quien desde hace cinco años cumple su promesa de visitar a la Virgencita. Según contó, le detectaron cáncer años atrás, cuadro que la llevó a estar en terapia por 21 días.
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“Fue una batalla campal, pero nunca perdí la fe y sobre todo esa fe que le tengo a nuestra santa Madre. Le pedí que me sane y lo hizo. La fe mueve montañas. Estoy renovada, fuerte y con ganas de seguir cumpliendo con ella”, exclamó Vera.
