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Monseñor Ricardo Valenzuela fue quien presidió la celebración eucarística y la homilía fue ofrecida por el presbítero Osmar López, párroco de la Parroquia Santo Tomás Apóstol de Paraguarí, en el último día del Novenario de la Virgen de los Milagros de Caacupé.
Al inicio de su reflexión, el religioso pidió a toda la comunidad paraguaya no tener miedo de dar testimonio en la condición de bautizados, indicando que es el momento oportuno para la conversión pastoral. Asimismo, invitó a que se apueste por la formación de los laicos, de cada bautizado, para que conozcan el catecismo de la Iglesia católica y la doctrina social de ésta.
Remarcó que para sostener la espiritualidad laical existen cosas fundamentales: “En primer lugar, la oración en la familia. En muchísimos hogares se ha perdido completamente la oración y tal vez sí se reza se hace en forma individual, pero se ha perdido la experiencia de orar en familia. En segundo lugar: iniciar la semana con Dios. La misa o la celebración de la palabra dominical debe marcar la espiritualidad de ser Iglesia, miembro de la Iglesia. Aprendemos a ser Iglesia, caminando al templo. Por eso, la mejor catequesis que los padres pueden dar a sus hijos no es mandarlos a la catequesis, sino llevarlos al templo a celebrar la eucaristía, a celebrar la palabra de Dios. Y, en tercer lugar, que considero importante: defender la verdad y la justicia”, subrayó.
Advirtió que un miembro de la Iglesia debe defender la verdad y la justicia y lamentó que “vivamos en medio de tanta corrupción en nuestras comunidades”, haciendo referencia al flagelo del abigeato que sacude a muchas familias humildes.
“Del departamento donde vengo, el flagelo del abigeato es impresionante. No vemos una solución; al contrario, cada día aumenta y a causa de esto muchos se sienten desmotivados y ya ni siquiera quieren cosechar en sus chacras porque entre ellos se roban todos”, puntualizó el sacerdote.
Por otro lado, ya al término de su homilía, preguntó a los presentes: “¿Son una molestia para la corrupción o forman parte de ella? Los que estamos aquí debemos preguntarnos si nuestra presencia, como católicos, es una molestia a la corrupción en las juntas municipales, en los diferentes ambientes públicos, sociales o políticos, o si somos parte de la corrupción”, concluyó.